
La ruta de la marihuana que conecta la zona de la Triple Frontera con Uruguay volvió a “tragarse” a una misionera. La posadeña detenida días atrás junto a su hija de cinco años cuando conducía un automóvil en el que iban “envainados” poco más de 100 kilogramos de marihuana confesó que llevaba el estupefaciente a aquel país ante las autoridades de la Policía Rodoviaria Federal (PRF), encargada de las primeras actuaciones judiciales y en las últimas horas la Justicias brasilera le concedió la libertad provisoria.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, la mujer de 38 años y domiciliada en inmediaciones al Mercado Modelo La Placita, confió -además de su destino- que recibiría mil dólares en efectivo por el transporte del estupefaciente.
Esos 40 mil pesos, al valor de cambio actual, fueron la oferta que recibió y por la que resolvió arriesgar su libertad. En el operativo en el que se procedió a su detención, además, debió ser asistida su hija de cinco años, quien viajaba como acompañante. Parte de la marihuana fue encontrada, justamente, en el piso de la butaca en la que iba la pequeña.
Con respecto al destino del cargamento, la posadeña aportó aún mayores datos a los investigadores brasileros. Confirmó que al mando del Chevrolet Vectra pretendía unir Misiones con Santana Do Livramento, una particular localidad emplazada en el sur del estado de Rio Grande Do Sul que se encuentra hermanada con la uruguaya Rivera.
Se trata de un sector de frontera seca y en el que las dos ciudades conforman un sólo conglomerado de casi 200 mil habitantes, en el que la línea internacional es apenas una virtualidad: está en pleno centro de la “mancha urbana” y los habitantes la cruzan a diario como si nada. Allí, en el marco de esa hermandad también pululan delitos como el contrabando o el narcotráfico. En el último de esos casos, la inusual ciudad se transforma en puerta de entrada de la marihuana al Uruguay.
Por lo pronto, la posadeña permanecía detenida en una sección especial femenina de la Policía Federal de Brasil en Santo Ángelo, a 170 kilómetros de Seberi, donde fue apresada. Sin embargo, la Justicia Federal del país vecino que le instruye una causa por “tráfico de estupefacientes”, delito que prevé entre 5 y 15 años de cárcel, al decir del artículo 33 de la ley de tóxicos 11.343/06 brasilera, le concedió en las últimas horas la libertad provisoria.
Tal como PRIMERA EDICIÓN publicó el último domingo, la misionera fue arrestada a última hora de la tarde del sábado 9 de febrero sobre la ruta nacional BR-386 en el puesto que la PRF tiene en Seberi, una localidad de 11 mil habitantes emplazada a unos 100 kilómetros de El Soberbio, la frontera entre Argentina y Brasil más cercana.
Domiciliada sobre avenida Roque Sáenz Peña, la posadeña conducía un Chevrolet Vectra junto a su pequeña hija biológica de cinco años, cuando los uniformados la detuvieron para un control de rutina.
En medio de ese procedimiento fue que los efectivos notaron cierto nerviosismo en la automovilista, por lo que la invitaron a estacionarse en la banquina y sometieron el vehículo a una requisa pormenorizada. Entonces confirmaron sus sospechas: tanto bajo los asientos como en las puertas y en el paragolpes trasero (ver foto) encontraron casi un centenar de “ladrillos” de marihuana, que arrojaron un peso apenas superior a los 100 kilogramos del estupefaciente.
Un dato llamativo fue que, a diferencia de otros casos en los que hubo misioneros involucrados, el Vectra no era robado, sino que está a nombre de otro posadeño, quien le había dado un permiso de manejo a la detenida. De allí que las autoridades brasileras iniciaron una investigación a los fines de determinar qué grado de responsabilidad puede caberle a ese otro misionero.
Tras ser detenida la mujer, su hija fue entregada al Consejo Tutelar de Seberi, donde posteriormente la buscaron familiares misioneros. El viaje terminó siendo una pesadilla tanto para ella como para su madre.