Estamos en una época en la que la diversidad de ideologías se hace muy fuerte frente a la gracia y la libertad que tenemos de expresión, algo que con más fuerza se viene dando en igualdad para todos hace un tiempo y eso más allá de los enfrentamientos filosóficos es algo maravilloso.
La diversidad de ideas religiosas, culturales, políticas, ideológicas de cualquier tipo, empoderamiento y cualquiera sea la temática es algo digno de festejar.
Sólo cuando hay insatisfacción con algo es que nos ponemos en marcha y la humanidad avanza, crece y evoluciona. Sólo manifestándonos en disconformidad buscamos una solución a algo haciéndonos cargo de nuestra existencia.
¿Dónde estaría el quiebre? En la falta de respeto. El respeto es un valor digno de ser practicado por todos. El respeto es el único que nos salva de la autodestrucción y la destrucción humana.
Cuando hay respeto hay aceptación de las cosas tal cual como son, dejando de lado la intención de encontrar en frente algo que espero, evitando el enojo por no percibir las cosas como creo que deben ser.
No existe bueno ni malo, cualquiera sean las construcciones mentales que tenemos es un aglomerado de ideas que vienen dadas por la cultura familiar, escolar, sociocultural, religiosa y sobre todo experiencial.
Nadie vive de igual manera las mismas cosas por lo tanto lo que para uno es algo razonablemente bueno para otro puede ser razonablemente malo.
Cada quien elabora ideas y valores en función de sus vivencias y todas son válidas, todas tienen su fundamento claro que sí. Entonces, descalificar una idea porque no condice con la mía es descalificar al otro con todo su ser y al descalificar al otro me descalifico a mí y mi capacidad de comprensión y aceptación.
Las diferencias llevan a la evolución. El respeto a la sana convivencia humana.
Todo tiene un por qué y una razón de ser. La manera en que descubrimos algo con lo que no concordamos es porque antes experienciamos lo contrario. Y alguien tuvo que haberte enseñado eso también, alguien tuvo que ocupar el papel contrario en tu vida para mostrarte la idea con la que no concuerdas.
Frente a tantos desacuerdos socioculturales y políticos, cuidarnos y cuidar sobre todo con las palabras es fundamental. Puedes manifestarte sin agresión e imposición. Recordemos que lo que decimos siempre tiene que ver con lo que somos y no con la realidad en sí. No vemos las cosas como son sino como somos.
Practica el respeto en casa que es la primera escuela que tenemos todos. Por ti, por las personas que tienes a tu alrededor, por tus amigos, compañeros de trabajo, por una humanidad más respetuosa y saludable en todos los sentidos.
Colabora
Natalia de las Nieves
Coach y Terapeuta Motivacional
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