Una joven de 18 años, integrante de la comunidad mbya guaraní Pindoity de esta última localidad, quedó como única detenida por la golpiza y muerte de su hija de cuatro meses.
La madre será trasladada a declarar mañana ante el juez de Instrucción 7, Carlos Giménez, quien en un primer momento ordenó la detención también del padre de la víctima fatal y concubino de la presunta sospechosa del filicidio.
Sin embargo, la liberación del también joven de 18 años no es total en relación a lo sucedido entre la noche del miércoles 30 y la madrugada del jueves 31 de enero, la semana pasada, sino que continuará ligado a la investigación y a posibles cambios en el expediente.
Vale recordar que el cadáver fue encontrado el viernes en una de las viviendas de la aldea, por una médica que recorría la comunidad y quien dio aviso a las autoridades policiales, de la Unidad Regional XIII de San Ignacio.
El instructor solicitó la colaboración de profesionales de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (SAIC) del Poder Judicial.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, los primeros datos trascendidos indicaron que la beba fue brutalmente golpeada con un elemento contundente, que le provocó traumatismos varios, pero las lesiones letales fueron señaladas en el cráneo y las costillas, y que el deceso se registró al menos 48 horas antes.
La doctora que denunció el hallazgo descubrió el cadáver en el piso de una precaria vivienda de la comunidad instalada en el Teyú Cuaré, lindante con un emprendimiento turístico en orillas del río Paraná, y de inmediato buscó apoyo policial ante el dramático escenario.
En la comunidad Pindoity convive al menos una docena de familias, todas de raíces guaraníes, con las condiciones y recursos mínimos.
Lo ocurrido conmocionó no sólo a los pobladores originarios de San Ignacio, también a las demás aldeas mbya.
El lugar fue allanado el sábado y se secuestró un teléfono celular y prendas de vestir de la mujer, entre otros elementos. La labor de los investigadores avanzó en la recolección de testimonios y variada evidencia, que habrían resultado coincidentes para señalar a la joven madre como sospechosa del crimen.
Los pesquisas que intervienen en el caso apuntan a que la beba fue ultimada con ferocidad con un elemento contundente, “palo o similar utilizado a modo de garrote”, confiaron las fuentes a PRIMERA EDICIÓN. Resta aún determinar el desencadenante de tamaño delito.