Esas ondas no necesitan un medio material para propagarse pueden atravesar el espacio interplanetario y llegar a la Tierra. Pueden tener diferentes longitudes de onda que en su conjunto se llama espectro solar.
La ultravioleta (UV) apenas absorbida por el ozono produce alteraciones en la piel y puede producir quemaduras solares en dosis elevadas. Ésta penetra a través del cristal de las ventanas.
Las variaciones de las radiaciones UV tienen influencia relevante sobre la salud (cáncer de piel, cataratas etc.); el clima (variación del balance energético terrestre); fotosíntesis, modificación de ecosistemas, formación y descomposición de contaminantes. Todo esto unido a la disminución de la capa de ozono provoca una mayor cantidad de radiación UV y resulta muy dañino sobre todo para la salud humana.
El daño solar es acumulativo e irreversible y las exposiciones reiteradas e indiscriminadas producen a largo plazo un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel. Una de las causas más importantes es la exposición a la radiación ultravioleta proveniente del sol y otras fuentes artificiales como las camas solares, o menos frecuentes como la exposición repetida a Rayos X, exposición ambiental al arsénico, la historia familiar de cáncer de piel también aumenta los riesgos de padecerlo.
Cómo protegemos del sol a los bebés
Los menores de seis meses no deben estar expuestos al sol directamente, vestilo con ropa adecuada, con prendas de fibras naturales y remeras mangas cortas, gorrito. Cubrir la piel del bebé con protector solar FPS 40 o 50 y mantenerlo hidratado. Estos cuidados deben mantenerse a lo largo de toda su infancia y adolescencia.
No olvidar la protección solar al realizar algún deporte, aplicarlo 20 minutos antes de la exposición y renovarlo cada dos horas con la piel seca o cada vez que sale del agua. Usar cantidad generosa sin olvidarse de orejas, empeine, labios, cuello y si sos calvo en la piel de la cabeza y tórax.
Colabora
Elena Cacerez Echevarria
Esteticista.
3764362902