Nada justifica la cantidad exagerada de personal municipal y menos aún el que “figura” en el ámbito del Concejo Deliberante, porque lo grave del tema es que cada año siguen ingresando empleados.
Salir a caminar por distintas calles y avenidas, por los barrios de la ciudad nos da la pauta del abandono en cuanto a limpieza de las veredas y en especial de las llamadas boca de tormenta, lugar que se llena de distintos desechos y complica el curso de las aguas pluviales, produciendo distintos problemas en días de lluvia, de los boulevares en las avenidas. También la cantidad de construcciones para alquilar -monoambientes, departamentos, etc.-, todas sin cartel de obra y sin la correspondiente inspección municipal.
La desidia municipal llega a tal punto que no pone freno a la usurpación de terrenos y falta de pago de las tasas, tampoco la erradicación de los centenares de vehículos estacionados en distintos lugares -privados y públicos-, habida cuenta que se muestra alguno que otro operativo de fumigación, dada la proliferación de insectos que generan enfermedades; a propósito, se adquirieron varias camionetas 0 Km de primera marca, afectadas a dichas tareas que analizando el poco efecto que causan en el mundo de insectos, porque quedan muchísimos espacios sin fumigar y todo pasa a ser dinero despilfarrado.
El parque automotor, fuera de las cuatro avenidas y en zona de la Costanera, no tiene control de inspectores y eso permite un “hago lo que quiero” por parte de muchos conductores desaprensivos y algunos incluso desafiantes dada la ausencia de autoridades que eviten esos abusos.
Pero la intención de seguir al frente -según versiones serias-, está vigente y eso demuestra que seguiremos esperando y pagando mes a mes por algo que no mejora, que no cambia, que habilita a gastos innecesarios o absurdos porque la sociedad en su mayoría mira a un costado, creyendo que las cosas son así.
Cada vez hay más infractores y como el dinero necesario sale de las coparticipaciones y de préstamos importantes, todo se mezcla y continúa como su fuera normal.
Pensar que estamos viviendo en la ciudad capital de la provincia y debería ser el orgullo en limpieza y orden, pero todo queda en la idea o en el sueño de quienes somos “contribuyentes solidarios” y demostramos que somos distintos.
Algún día tendremos una gestión que conozca y se preocupe por una Posadas que sea el orgullo de todos.
Ernesto Doedderer
(Posadas)