Como de discoteca, preferentemente de los años ‘80 y ‘90’”. Empezó hace diez años “casi por error”. Porque ella siempre quiso ser Dj aunque “no me daba cuenta”.
Fue como si el destino la ubicara en el lugar donde hoy se destaca con su estilo innovador. Cuenta que “tenía 20 años cuando comencé en un karaoke. En ese momento era la chica que anotaba los temas musicales”.
Una noche, el Dj se retiró antes y entonces ella tomó las riendas de la cabina: “Me puse a jugar con los botones y así fui aprendiendo”.
Ese primer contacto con las consolas fue clave en su vida. Desde ese momento “sentí que mis manos sabían qué hacer. Y por eso digo que soy una chica afortunada”.
Después de esa experiencia, “ya no había vuelta atrás. Porque ese fue el primer día del resto de mi vida”.
Las oportunidades laborales la llevaron a Capital Federal, lugar donde reside hace más de cinco años. “Me fui asentando y me quedé en Buenos Aires, una ciudad hermosa, aunque siempre estoy en contacto con mi tierra porque amo Misiones”.
Esposa y también madre de una niña de dos años, Julieta sabe cómo organizar sus tiempos para cumplir con su gran pasión: la música expresada en discos, canto e instrumentos.
Para ella, la familia es “la meta más grande que he cumplido en mi vida, tanto mi marido como mi hija son un sostén enorme para mí. Esto es como la punta de la pirámide, de ahí viene mi gran amor que es también la música”.
A un paso de recibirse de organizadora de eventos, “una carrera que siempre me gustó y me estoy especializando en lo que naturalmente hice siempre. Está genial, aprender e incorporar conocimientos”.
Para Julieta, el universo fue acomodando las cosas en su vida. Es que “creo en las energías y por eso pienso que cada uno viene al mundo para algo especial. Ya sea para hacer el bien a los demás o a uno mismo”.
Respecto a su carrera explica que “la música siempre estuvo en mi vida. Un poco fui buscando las oportunidades y otro poco se me fueron presentando”. Lo decisivo fueron las personas “maravillosas que me dieron una oportunidad cuando comenzaba”. Consagrada en su profesión, cada fin de semana, la misionera hace bailar a miles de jóvenes en las discos más populares de Buenos Aires.
Por
Susana Breska Sisterna
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Gentileza fotográfica: Gentileza fotográfica: L. Nerenberg