Varios de los principales problemas que tiene la “capital turística de Misiones” se suelen atribuir a lo que denominan “la crisis del crecimiento”, como ocurre con las múltiples falencias en prácticamente todos los servicios públicos que se brindan en la ciudad: la energía eléctrica, el agua potable y también el tratamiento de los residuos domiciliarios.
Por estos días, la planta de separación y transferencia de basura de Iguazú se encuentra totalmente colapsada en su capacidad, situación que llevó a la Municipalidad local a tener que modificar el esquema de recolección domiciliaria, con una notable reducción de servicios.
“Tenemos que acostumbrarnos a que cada vez se genera más basura en Iguazú porque sigue aumentando la cantidad de turistas que llegan a la ciudad, a eso se suma el tema de las fiestas, donde hubo unos días en los que no se hizo recolección y eso motivó que, cuando se volvió a recolectar, llegó a la planta más basura de la habitual”, justificó Julio Ferreyra, presidente de la Cooperativa de Recicladores Cataratas, que tiene a su cargo la operación de la planta ubicada en la zona de las 2.000 Hectáreas.
La recolección municipal de residuos se está haciendo, pero no con la cantidad de frecuencias habitual, ya que, una vez que la planta colma su capacidad, no se reciben más camiones hasta que se haga de nuevo espacio donde depositar la basura.
Recién una vez que llega el camión del relleno sanitario a la planta y se libera espacio, los recolectores vuelven a entrar. Cuando éstos no descargan la basura a la mañana, tienen que suspender los viajes programados para el turno tarde, y ahí es donde se resiente el servicio.
La planta de separación y transferencia de Puerto Iguazú se pensó -para que fuera autosustentable- para una ciudad que genere 40 toneladas de basura por día, por eso tiene capacidad para recibir 70 toneladas, pero actualmente llega a ella un promedio de 140 toneladas, es decir, el doble.
El predio tiene una superficie de una hectárea, pero el 70% está edificado, con lo cual el espacio que queda para depositar la basura es muy reducido.
“Lo normal es que, de marzo a noviembre, Iguazú produce entre 80 y 90 toneladas diarias, solamente tomando en cuenta la basura de los residentes fijos. A partir de diciembre -y sobre todo en enero-, la cantidad puede llegar a duplicarse”, señaló Julio Ferreyra.
Otro factor a tener en cuenta es que el funcionamiento de la planta depende de la empresa AESA, que realiza los traslados al relleno sanitario de Caraguatay, a unos 180 kilómetros de Iguazú.
Cada viaje representa unas cinco horas, entre ida y vuelta, por lo que ahora no se pueden realizar más de tres o cuatro viajes, como máximo, por día. “Tendría que aumentar la frecuencia de los viajes para descomprimir la cantidad de basura que se junta en la planta”, aseguró Ferreyra, quien además hizo un pronóstico preocupante: “Si continuamos así, cada vez va a ser peor, porque Iguazú sigue creciendo y cada vez se recibe a más gente. Como se encuentra la planta hoy, no podemos hacer la separación como se debiera hacer. No tenemos espacio suficiente para trabajar en óptimas condiciones”, advirtió.