Para despedir el 2018 muchos vecinos decidieron utilizar gran cantidad de pirotecnia y los animales sufrieron las consecuencias de los festejos. PRIMERA EDICIÓN contactó con diversas agrupaciones dedicadas al cuidado de las mascotas de la provincia para realizar un balance de lo que dejó el 2018 en materia de la utilización de la pirotecnia.
La pirotecnia regulada
En materia de la regulación del uso de fuegos artificiales, Montecarlo fue uno de los municipios pioneros. Sin embargo en esta ocasión “se incrementó fácil en un 80 % el uso de la pirotecnia”, remarcó Noelia Osterwalder quien es parte de la Agrupación Gusy, Acción Animal.
En comparación con otras festividades, añadió que “si bien la ordenanza se aprobó en noviembre del 2015, las fiestas hasta esta última fueran agradables en cuento a la pirotecnia porque se había notado la reducción. Ahora, en las fiestas del 2018, se notó como se liberó la venta y fue terrible en cuanto a las explosiones. Mucha gente ha llamado a Bromatología para que vayan a controlar durante diciembre con los locales donde estaban vendiendo y no fueron”.
Osterwalder explicó que “la gente avisó sobre locales chicos en los barrios que aprovecharon el momento y vendieron pero no públicamente sino que los vecinos lo saben porque viven en la zona”. Respecto a su uso, indicó que “se reventó mucho más en Año Nuevo que en Navidad y hubo muchos perros perdidos, sólo hablando de los que uno se entera porque no todos llegan a las páginas y desde el 25 los siguen buscando”. En cuanto a la concientización, aseguró que “en Montecarlo desde el 2016 solicitamos que hagan algún spot, tanto en radio como el tv y web, pero recién el 22 sacaron algo por Facebook, fuera de eso es inexistente alguna campaña, el Estado está ausente”.
Un retroceso
En San Vicente, el grupo de Defensores de los Derechos de los Animales aclaró a PRIMERA EDICIÓN que “se encuentra vigente la ordenanza 72/17, que estipula que no se puede vender, tener, usar, guardar y transportar elementos de pirotecnia de tipo sonora dentro del municipio, autorizando sólo la Lumínica No Sonora, con la excepción al ser solicitadas por instituciones para la organización de eventos públicos con la realización previa de un estudio socio-ambiental”. A su vez, señalaron que durante las festividades de diciembre “por parte del municipio no hubo publicidad de esta norma. Los controles en la venta fueron casi nulos al igual que los decomisos. Varias personas nos comentaron que vendían hasta en puestos callejeros y supermercados sin habilitación”.
Acerca del uso de fuegos artificales en San Vicente afirmaron que “este año fue excesivo y ya se sintieron desde los clásicos del fútbol Argentina de noviembre y diciembre donde además hubo casos de perritos y gatos perdidos. En Año Nuevo superó ampliamente la Nochebuena y el Año Nuevo del 2017. Algunos animalitos fueron restituidos a su familia pero otros siguen esperando y hay muchos que no se han reportado todavía pero sabemos por comentarios de personas que los vieron corriendo por las calles sin poder ser retenidos”.
En otros puntos de Misiones
En la ciudad capitalina, Vanesa Florentín de El Refugio de Animales señaló que el uso de la pirotecnia “fue terrible, una verdadera decepción. Se tiró mas que otros años o igual. Hay gente evidentemente le importa un comino y muchos animales perdidos. En algunos lugares, los cohetes sonaron más de una hora y media. En los barrios mas humildes fue donde más se escuchó, así que hambre y crisis evidentemente no hay porque al que le falta no gasta en eso”.
En Jardín América el panorama no fue mejor. “Navidad estuvo terrible acá pero en Año Nuevo tiraron muy poco. Tengo entendido que en Navidad vendían la pirotecnia en la calle como si nada. Se hacía la denuncias la Policía iba y ellos presentaban un permiso de venta. Desde el grupo Fuerza Animal se hizo varias llamadas pero el encargado de zoonosis se lavó las manos y nunca decomisaron la mercancía. Hacen una ordenanza pero no la implementan y no la hacen cumplir”, relató Rosa Martínez, colaboradora de Tenencia Responsable.
Desde Puerto Iguazú, Graciela Villagra, presidente de la agrupación Amor Animal, detalló que “estuvo terrible la venta de pirotecnia en todos los barrios, con puestos precarios. Es una pena verdaderamente que no tomen conciencia de lo mal que nos hace a todos. Sería bueno una regulación a nivel provincial”.
Puerto Rico también tuvo un incremento en los fuegos artificiales, donde “al menos se duplicó, porque en Navidad no hubo tanto pero en Año Nuevo se tiró mucha pirotecnia, era impresionante, habían personas junto a niños pequeños en la calle prendiendo cohetes”, manifestó Layla Cardozo del grupo Sin Fronteras.
Asimismo, contó que “los llamados por perros perdidos arrancaron desde Navidad y cuando miramos en la página a los minutos estaban publicando que se escapó algún perro por miedo a los cohetes. Fue una locura entre todos los ladridos, los que que se escondían, temblaban, además no fue sólo durante un minuto sino que duró como media hora. Hay perros que se lastiman con esto, tengo uno que se golpea la cabeza contra las cosas, ahora está medicado porque tiene como un nivel de autismo. Al escuchar los ruidos fuertes algunos se desesperan al nivel de lastimarse. En Navidad hubo uno que quedó atrapado en una reja al querer saltar el muro se le hincó la punta de la reja , que lamentablemente falleció”.
Cardozo a su vez recordó que “se presentó un proyecto para regular la pirotecnia a mitad de año y quedó en la nada, ni lo aprobaron ni lo desaprobaron. Lo mimo sucedió hace tres años con otro proyecto”.