Luego de iniciar su viaje, el protagonista decide hospedarse en un hotel cerca del mar, donde sueña con personas que no conoce, con las cuales conversa y a partir de esos diálogos reconstruye sus vidas.
Asimismo, entrará en contacto con una artista plástica que fotografía sus propios sueños y un científico brasileño que construye una máquina para filmarlos.
Como en otras obras de Agualusa, la política está presente en esta novela y ocupa un rol central la hija del protagonista que junto a un grupo de trabajadores inicia una huelga de hambre contra la dictadura en Angola.
Autor de las novelas “El vendedor de pasados”, “Estación de lluvias” y “Teoría general del olvido” con la que ganó en 2017 el Premio Literario Internacional de Dublín, Agualusa dialogó con Télam acerca de su última obra, editada por Edhasa.
Un tema que aparece es el de los sueños como la anticipación de lo que ocurrirá ¿Por qué tu interés por esta temática? ¿Tiene algún enraizamiento con la cultura angoleña?
En Angola, en los medios rurales y entre las personas más viejas de los medios urbanos, los sueños todavía son importantes: las personas tratan de encontrar en los sueños respuestas a las inquietudes de la realidad. En mi caso, el soñar forma parte de mi oficio. Sueño a menudo con enredos, frases, títulos, o personajes. Me entrené para soñar. Soy un soñador profesional. Se puede decir que trabajo hasta mientras duermo.
¿Buscaste en esta novela una conexión de los sueños con la política?
En este libro hablo de sueños y de utopías, y de cómo hay que recuperar el sueño y volver a soñar en conjunto, o sea, de cómo es importante volver en conjunto a construir utopías. Con la caída del muro de Berlín, y el desmoronamiento del bloque socialista, sucedió como una desautorización del sueño. La utopía socialista se derrumbó porque se degradó, porque se transformó en una distopía. Pero eso no debería significar la derrota del sueño. Necesitamos volver a soñar juntos, necesitamos construir nuevas utopías adecuadas a un mundo en rápida transformación. Lo que vivimos hoy es un momento de gran confusión, porque no sólo no tenemos utopías, y en la realidad capitalista también se ha revelado otra distopía.
Hay una revalorización del rol de la mujer que adopta un protagonismo político en el papel de la hija del protagonista, ¿por qué le interesó mostrar esa imagen de lo femenino?
Porque en un país como Angola, extremadamente machista, la gran novedad de los últimos años fue el surgimiento de un fuerte movimiento feminista, reivindicativo, dinámico, inteligente, que está realmente revolucionando a la sociedad angoleña, cambiando las mentalidades. También porque creo en un poder, en el femenino, lo que es algo muy diferente de mujeres con poder, pero ejerciendo ese poder en un medio predominantemente masculino, y a la manera de los hombres.
¿La lucha social y el amor aparecen como única salvación ante las injusticias político-sociales y la pérdida?
Sin duda. No puede haber utopía sin pasión. No puede haber redención si no hay amor.
Fuente: Agencia de Noticias Télam