En la primera jornada del juicio, todos los testigos que declararon fueron unánimes en sus apreciaciones sobre el siniestro vial: el chofer iba muy rápido, le pidieron que bajara la velocidad pero nunca hizo caso.
En cambio, Víctor Zarski (41) dijo que nadie le había hecho ningún reclamo e inclusive, desde la empresa habían llamado al guarda para exigirles que se apuraran para llegar a horario. Este jueves, se presentó a la audiencia el guarda Víctor Hugo Ghiglione (31), y negó todo lo que había mencionado el chofer.
El debate arrancó a las 9.30 y el primero en ser llamado ante el Tribunal unipersonal a cargo del letrado César Jiménez fue justamente el guarda, quien el día anterior no se había presentado al juicio.
A pedido del magistrado, una de las primeras aclaraciones que hizo Ghiglione fue que era novio de Viviana Dlutowski (21), una de las víctimas de la tragedia, cuyo padre es uno de los demandantes en la causa.
Visiblemente nervioso y con largos silencios, el guarda relató que cuando se dirigían hacia Apóstoles recibieron el llamado de la empresa en el que les pedían que regresen para cargar a los pasajeros del interno 05 de Águila Viajes. Luego de realizar el trasbordo, señaló que de vuelta camino a Apóstoles, “el colectivo venía muy fuerte.Le pedí (a Zarski) que bajara la velocidad y él me miró nomás, no me hizo caso”.
Dijo que en esos momentos el dueño lo llamó desde la empresa para decirle que “fueran despacio nomás”, porque había otro colectivo que iba ayudar a mover a los pasajeros para que el interno que ellos guiaban no llegara tan atrasado.
Al momento de ser interrogado por las partes, María Laura Álvarez, representante del Ministerio Público Fiscal, le preguntó si había escuchado que algún pasajero le haya solicitado que bajaran la velocidad del colectivo.
“Sí”, respondió. “Uno nos dijo que tuviéramos cuidado, que no llevaban vacas sino personas”.
“¿En algún momento la empresa los llamó para pedirles que aceleraran la marcha?”, interrogó la fiscal.
“No, en ningún momento”, aseguró el testigo. Con la voz entrecortada respondió también que estuvo de novio por espacio de ocho meses con Viviana.
A su turno la demanda civil, representada por el doctor Ramón Camargo le consultó si conocía que su novia asistía económicamente a sus padres, a lo que éste respondió afirmativamente.
Al hacer uso de la palabra la defensa de Zarski, el doctor Pablo Luján, le pidió a Ghiglione que dijera cuántos llamados tuvieron desde la empresa esa mañana. Señaló que fueron dos, uno para avisar del colectivo descompuesto y ratificó que el otro fue para avisar que otra unidad los iba ayudar a realizar el trasbordo.
Ante esta supuesta contradicción entre lo declarado por Zarski y lo expuesto por el guarda, Luján solicitó que hubiera un careo entre ambos. Otra de las consultas que motivó que testigo e imputado estuvieran frente a frente fue la consulta del doctor José Luis Rey, representante legal de la empresa Águila Viajes.
El letrado puso el foco en saber quién de los dos, si Zarski o Ghiglione, autorizó que Viviana Dlutowski subiera a la unidad cuando esta estaba fuera de servicio.
Minutos después, sentados lado a lado, cada uno ratificó sus dichos.
“Respecto a que él escuchó que los pasajeros nos pedían que vayamos más despacio, está mintiendo. Sobre la llamada, mi jefe le dijo que volviéramos y ahí me señaló que teníamos que apurar la velocidad porque estábamos atrasados. No se si fue mi jefe el que dijo eso, o sólo fue cosa de él”, lanzó Zarski. Ya a su lado, Ghiglione replicó: “No, en ningún momento le dije que apurara la marcha del colectivo”.
Sobre la presencia de Dlutowski en el ómnibus, Zarski dijo que “yo era el responsable del colectivo, no de los pasajeros. El que autorizaba que subieran era él. Me dijo ‘es mi novia, no va haber problemas, está todo arreglado’”.
En pleno careo, el juez Jiménez preguntó: “¿Potestad de quién es permitir o impedir que alguien suba a la unidad”? Zarski respondió que él se limitaba a manejar y que no podía prohibir que suba un pasajero. Ghiglione, en tanto, dijo que Viviana “tenía su abono, por lo que no podía negarle que subiera”.
Resarcimientos
El doctor Camargo, representante de Oscar Dlutowski en el reclamo por la muerte de Vanina, solicitó que se tenga en cuenta que llegado el momento de su vejez, éste ya no contará con el apoyo económico que podía haberle dado su hija.
Pidió además al Tribunal que tenga en cuenta que tampoco tiene a su hijo, quien un año y medio después de la tragedia de la curva del tacuaral también murió en un siniestro vial.
En el contexto de la dura realidad económica y los años que pasaron del hecho, al momento de dictarse la sentencia requirió que haya un monto adecuado de resarcimiento.
Aclaró que en todo el tiempo transcurrido no se acercó nadie a ofrecer algún tipo de ayuda o al menos consultar si Oscar Dlutowski tenía alguna necesidad.
Sin pruebas
El doctor Luján estimó que no está probado que haya habido un lucro cesante de un 1.400.000 pesos ante la muerte de Vanina, dado que no se puede acreditar si ella se hubiera recibido o no, de la carrera de Profesorado y Traductorado de Portugués que cursaba, y haber brindado así un aporte a la sociedad.
Subrayó que tampoco podía sostenerse que hubo un daño psicológico en la familia por su muerte, porque no hubo pericias que lo acreditaran. Finalmente pidió que al momento de dictarse la sentencia, el magistrado tenga en cuanta las objeciones planteadas.
Por su parte, el representante de la empresa Águila Viajes, el doctor José Luis Rey habló de la “ganancia soñada” pretendida por el demandante, que de los 7 mil pesos mensuales, adecuada a la situación financiera actual pasaría a los 170 mil pesos por mes.
“Sabemos que es una situación dolorosa, no se desconoce a la víctima, pero el monto pretendido es desproporcional”, dijo Rey. Hizo alusión además a que el novio de Viviana, era el guarda del servicio y era el responsable de lo que le pasaba a los pasajeros.
Las audiencias continuarán hoy, desde las 9 y siempre en el Palacio de Justicia, con los alegatos de las partes y, de no mediar imprevistos, la sentencia.