En menos de un año, la Justicia de Chile resolvió responsabilidades por la tragedia vial que se cobró la vida del gendarme misionero Hugo Alberto Cano (40), su mujer y los tres hijos de la pareja. El último jueves, tras dos audiencias de prueba, el Tribunal Oral de Punta Arenas declaró culpable al camionero Pablo Elías Espinoza Vázquez.
Tal como había acreditado la fiscalía durante ambas jornadas, las pericias confirmaron que el camión que conducía el chofer chileno cruzó el eje de la ruta e impactó con el automóvil en el que viajaban los argentinos, que se incendió y transformó rápidamente en una trampa mortal.
“El tribunal arribó a un veredicto condenatorio por el ‘cuasi delito de homicidio’, en este caso por un hecho que significó la vida de cinco personas”, explicó el fiscal del caso, Fernando Dobson, a los medios que lo aguardaban a la salida del recinto, el último jueves.
“En base a las pericias de Carabineros, el conductor del camión infringió ciertas reglas de la ley de tránsito, principalmente no respetar una velocidad razonable, entendiendo como tal una velocidad prudente en atención a la lluvia y al agua que había ese día en la calzada de la ruta internacional CH-255”, agregó el representante de la acusación, quien indicó que Espinoza Vázquez “perdió el control del camión, que traspasó el eje de la calzada y colisionó de manera casi frontal al vehículo argentino”.
Durante el debate oral, el camionero chileno insistió con su inocencia y apuntó a la culpabilidad del misionero Cano, algo finalmente descartado por la Justicia.
“Transitaba por la ruta a 70 kilómetros por hora, por las condiciones de la vía. La señalética advertía la curva, por lo que es imposible llegar a una velocidad tan alta. Al salir de la curva, a unos 50 metros, veo un vehículo ocupando parte de la pista, por lo que piso los frenos despacio, realizando una maniobra de esquivamiento y producto de la lluvia y lo resbaladizo del terreno me realizó el efecto tijera y perdí visibilidad de la carretera. Me bajé del camión y tomé los extintores y traté de sofocar el fuego, pero fue imposible, porque de inmediato comenzó a salir humo del vehículo, donde me di cuenta que ya no había sobrevivientes en el automóvil”, alegó.
En Chile, las sanciones por ‘cuasi delitos’ -una suerte de “homicidio culposo, si es que se quiere trazar un paralelismo- van desde los 61 días a los tres años de prisión. Justamente, la fiscalía pidió esa última pena. “En virtud de que el imputado no cuenta con condenas anteriores, la pena será de cumplimiento en libertad”, especificó el responsable del Ministerio Público.
Así las cosas, y tal como lo disponen las normativas que rigen el proceso penal en Chile, una vez que fue encontrado culpable, el tribunal pasa a deliberar para imponer la pena al imputado. En ese sentido, recién el próximo martes se conocerá el monto que recibirá el chofer del camión.
El episodio conmovió a Misiones y tuvo repercusión en los medios nacionales. Sucedió alrededor de las 17.30 del jueves 4 de enero sobre la ruta internacional CH-255, que une Punta Arenas con Río Gallegos, en Santa Cruz.
Cano dirigía el Fiat Siena acompañado por su esposa, Adriana Elizabeth Díaz (36), y los tres hijos de la pareja, Iván (16), Hernán (12) y Ludmila (7). Regresaban de pasar el día en Punta Arenas. El gendarme misionero, dedicado al área de helicópteros, trabajaba en Río Gallegos. La familia estaba próxima a salir de vacaciones rumbo a Misiones.
La Justicia confirmó entonces que el camionero Espinoza Vázquez no respetó la velocidad prudente y perdió el control de su vehículo, impactando así el Fiat Siena en el que viajaban las cinco víctimas, quienes murieron en el acto.
Familiares del gendarme viajaron a Punta Arenas para asistir al juicio
Pese a los 3.748 kilómetros que separan Puerto Piray y de Punta Arenas, familiares del misionero Hugo Cano estuvieron presentes en el juicio oral que se desarrolló el miércoles y jueves en el sur de Chile. Asistieron así a la condena al camionero.
“Nos da tranquilidad de que se hizo justicia. Queremos agradecer a toda la gente que nos recibió aquí. Hemos vivido con mucho dolor y uno nunca se podrá recuperar”, le dijo a los diarios locales Claudelina, la madre de Cano, visiblemente conmovida.
“Este es un paso para cerrar el capítulo, algo muy importante para nosotros, más allá de que no nos va a devolver la vida de nuestra familia, pero es importante, tiene un significado”, agregó la misionera.
A su lado se encontraba uno de los hermanos de Hugo y también la madre de Adriana, quien había nacido en Buenos Aires pero vivió varios años en Misiones junto a su pareja.
“Estamos conformes y agradecidos. Se hizo justicia. No es mucho, pero por lo menos estamos un poquito conformes. Fue un tiempo difícil. Recuperarse es muy difícil, no lo vamos a lograr nunca, porque son cinco vidas que se perdieron. Pero hay que seguir adelante, porque no nos queda otra”, dijo Dalmacia, progenitora de Díaz.
En las últimas horas, los familiares emprendían el regreso hacia Misiones.