El nombre del niño obereño Fernando Flores, de 11 años, recorrió el país tras la publicación de PRIMERA EDICIÓN del gesto solidario que tuvo con una compañera de escuela, al cederle un premio de 150 kv mensuales por un año, que le correspondía al ser el mejor promedio y abanderado de la Escuela 395.
Fernando sabía que su amiga buscaba el premio porque su familia no logra cubrir el costo de la energía. Y resignó una ayuda que su propia familia también necesita.
Desde diferentes puntos del país buscaron a la familia Flores, para contar algo que Esteban (papá de Fernandito) aseguró que debería ser un gesto de cualquier persona hacia quienes necesitan de una mano solidaria. Sin embargo, lamentablemente, los personalismos y el egoísmo de gran parte de nuestra sociedad, impiden pensar en el crecimiento y el bienestar colectivo. Como lo pensó Fernando respecto de Yamila.
Esteban reveló que su niño tomó la cuestión con mucha naturalidad. Otra muestra de que Fernando lleva la solidaridad, desde el seno familiar y la escuela, como algo natural que debe primar siempre y no de manera eventual.
Bueno sería que la Cooperativa Eléctrica Limitada Oberá (CELO), que otorga el reconocimiento económico a los abanderados obereños, tenga en cuenta este enorme gesto que conmovió a los misioneros y a gran parte de los argentinos para ayudar a los Flores. Una familia que se llevará para siempre un premio mucho más importante: el reconocimiento a la educación y los valores que inculcaron a Fernando y que los destacan por sobre muchas otras.
Vale, también, destacar a los docentes y directivos de la Escuela 395 por sostener una formación con solidaridad entre sus alumnos. Porque necesitamos de muchos más “Fernando” para cambiar nuestra sociedad hacia el desarrollo comunitario, alejada del individualismo.