E ncuentro la paz a través del silencio. Llego al silencio a través de la aceptación y así me sumerjo en la vida imperceptible que nos rodea.
Me conmueve el canto del pájaro al amanecer que me dice: “¡Un día más de bendición para vos!” y siento que todo vuelve a comenzar.
Miro los ojos de amor de mis perros y su felicidad al verme levantar. Cada acto que hago cada día de la misma manera se convierte en una rutina, cada acto que realizo al despertar cobra sentido y se convierte en un ritual y veo, veo los peces que esperan que les prenda la luz para ponerse en movimiento igual que yo.
Siento el ronronear de mi gata a mi alrededor que me recibe con amor, caliento el agua, igual que todos los días, pero diferente a cada momento y siento los pájaros esperándome en el jardín… ellos esperan su comida igual que ayer, pero hoy el cielo es distinto, el aire cambió, las flores que se abrieron ayer quizás hoy ya no estén, sé que vendrán otras con los mismos colores quizás, pero distintas formas.
Sí, así es el ciclo infinito de renacer cada día y de morir a algo cada día.
Todos los días sumo algo a mi vida y también dejo ir… dejo ir lo que no me pertenece, dejo ir lo que ya no es necesario y siento que cada día me libero de algo dejando espacio para que llegue lo nuevo, aunque todavía no sé qué será.
Me abro al momento presente porque en él está todo lo que necesito, aprendo a vivir sin expectativas y dejo que la vida me traiga lo que necesito, sin preferencias, me deslizo suavemente con el fluir de la vida, y sigo siempre adelante, dejo que sea la vida la que me atraviese para permitirle que me colme con su amor, que me sorprenda con su aprendizaje, dejo de buscar mi misión en la vida porque vivo cada paso que doy sumándome al ritmo de la naturaleza.
Aprendo a observar en silencio sin interferir y veo como cada acto que hago esta sincronizado con los aprendizajes internos que voy teniendo, una palabra, un darse cuenta interior es manifestado afuera con la presencia de una persona, el comentario de un libro, por una música que pasan en la radio.
Todo es asentido por el movimiento de la vida y puedo percibir la sincronía infinita y sutil que existe en todo cuanto me rodea. Mantengo el centro y solo soy el observador, todo está allí para asentir. Es como si me dijeran: “¡Sigue, por ahí es tu camino!”.
Es simplemente la vida que se manifiesta a través de nosotros cuando le damos cabida, es ella la que trae las oportunidades, es ella la que nos muestra el camino. Simplemente vivo, siento, amo y ella me permite descubrirla, libre de condicionamientos.
Todo está bien, todo es perfecto y en el vacío de mi alma siento que he encontrado el propósito de la vida. Lo he encontrado cada día al despertar… sólo hago silencio y dejo que ella me guíe.
Colabora
Patricia Couceiro
Máster Consteladora
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