
El joven de 29 años estaba a punto de confesar el crimen del empresario Bladimiro Pizl (74) y firmar un juicio abreviado. Todo estaba listo. Pero prefirió un repentino y último intento de libertad. En una ventana abierta vio la oportunidad y lo logró, pero el regreso a las calles le duró apenas cinco cuadras: terminó nuevamente detenido. Y se quedó sin lo uno ni lo otro.
El insólito episodio se registró ayer por la mañana en la zona céntrica de Alem y derivó en un megaoperativo que permitió la recaptura del acusado. El fallido plan de fuga le costó al encartado la posibilidad de cerrar ese abreviado y recibir una pena más benévola -que no trascendió- a cambio de una confesión. Sucede que la Fiscalía de Instrucción, tras el escape, resolvió descartar la propuesta.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, todo sucedió alrededor de las 9 de ayer en el edificio del fuero penal de Alem, sobre calle Sarmiento al 26, a escasos metros de la plaza 20 de Junio. En ese predio, además del Juzgado, funcionan también la Fiscalía y la Defensoría Oficial.
En este último despacho, al frente del letrado Mario Ramírez, tuvo lugar el hecho. Efectivos de la Unidad Penal VIII de Cerro Azul acababan de llegar a la escena junto al imputado, quien se encuentra bajo prisión preventiva.
La intención del propio joven era analizar la posibilidad de firmar un abreviado. Se encuentra imputado por el delito de “homicidio en ocasión de robo”, por lo que en caso de llegar a juicio puede recibir una condena de entre 10 y 25 años. La legislación argentina prevé que, en caso de una confesión del acusado, la fiscalía ofrece una pena -suele ser la mínima- y se evita llegar así al debate oral y público.
En eso trabajaban los operadores judiciales cuando el muchacho vio la ventana abierta y no lo dudó. De manera sorpresiva, corrió hasta la misma y se arrojó al vacío desde el primer piso. Encontró ayuda en los techos de una vivienda lindante. Desde allí, ganó la calle Sarmiento en dirección a la plaza.
Fue un momento de tensión. Uno de los penitenciarios que lo custodiaba optó por seguir sus pasos y se arrojó por la misma ventana para evitar la fuga. A él se sumó su compañero y también el agente de la Policía provincial que se encontraba en la guardia del edificio.
El imputado cruzó la avenida San Martín y escapó hacia el norte, ante la mirada atónita de los vecinos. Desde la Unidad Regional VI de la Policía se ordenó la realización de un operativo, aunque prácticamente no fue necesario. Sucede que a cinco cuadras del edificio penal, en la intersección de Primera Junta y Suipacha, el sospechoso finalmente fue recapturado.
El detenido sufrió lesiones en el tórax y heridas cortantes en las manos, producto de la sagacidad con la que actuó. El policía y los dos penitenciarios también terminaron heridos, aunque con la satisfacción de la misión cumplida.
La magistrada Selva Raquel Zuetta, al frente del Juzgado de Instrucción 5, tomó intervención en el hecho y ordenó que al sospechoso se le abra una investigación por “evasión”, que se suma así a la del homicidio del empresario Pizl.
Ese crimen fue perpetrado alrededor de las 12.30 del sábado 27 de enero último alrededor de las 12.30 en Bonpland. La víctima llegaba a su chacra para pagarle el sueldo a sus empleados cuando fue sorprendido por un sospechoso que lo golpeó desde atrás con un garrote y le robó alrededor de 8 mil pesos. El recapturado ayer deberá responder por el hecho próximamente en el banquillo: la Fiscalía ya pidió que la causa vaya a juicio oral.