Las pieles sensibles son pieles muy reactivas y necesitan cuidados específicos para evitar alergias, descamaciones, etc. Suelen ser alérgicas y sólo aceptan cuidados específicos, las cremas no deben tener aromas además deben ser hipoalergénicas.
Son pieles que reaccionan ante cualquier estímulo que a cualquier piel normal no le afecta, se vuelve tirante, a veces acalorada, deshidratada a punto del picor, pierde luminosidad y se descama.
Desde la limpieza hasta los maquillajes se deben utilizar productos hipoalergénicos, también pueden usar aloe vera, aceite de oliva o salvado de avena. La recomendación es concurrir a la cosmetóloga de confianza a fin de que tu piel esté cuidada y bien nutrida.
Cuando asisten al gabinete observamos el grado de deshidratación, eritema, descamación y lo primero que hacemos es equilibrar el grado de sensibilidad de la piel con tilo, manzanilla, caléndula. Realizamos humectación activa reparándola de manera inmediata aplicando luego principios activos para continuar con la hidratación pasiva reparándola desde adentro con ácido hialurónico, AHA, ceramidas y aminoácidos, unido a la aparatología no invasiva.
Todo para devolver humectación, brillo y tersura para lograr una piel lozana y fresca.
Las cremas de día sirven para hidratar, pero deben contener FPS 20 como mínimo y por la noche una crema nutritiva rica en vitaminas.
En cada cambio de estación asistir a una cosmetóloga para que te indique las cremas correspondientes.
Hablamos de pieles que sufren mucho más que cualquier otra con el clima, protegerlas para prevenir el envejecimiento prematuro.
Colabora
Elena Cacerez Echevarria
Esteticista.
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