Las ciencias duras siempre llamaron la atención de Verónica Scheiber. En el colegio, los problemas matemáticos, la física y la química eran sus materias preferidas.
Con los años esa facilidad con los números fue clave a la hora de elegir una carrera universitaria. Finalmente, en 2008 comenzó Ingeniería Química en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones.
Desde el comienzo la universitaria se interesó por realizar investigaciones. Ya en tercer año de la carrera “trabajé en el laboratorio de la Cátedra de Ciencias de los Materiales, hasta febrero de 2016”.
Paralelo a sus estudios universitarios, la rubia puso foco en los idiomas: inglés y alemán porque su mente volaba a otras tierras.
Es que de niña se imaginaba viajando; una mochila, sus libros y un billete de avión que la lleve a la tierra de sus ancestros. “Porque mi abuelo paterno es alemán y en casa siempre se habló de Europa. Eso me incentivó a estudiar idiomas y una carrera que tenga enfoque internacional”.
Un día, como si su estrella la guiara a su nuevo destino, caminando por la calle Rivadavia de Posadas llegó a las puertas de la Alianza Francesa. “Pasaba por ahí y vi que dictaban un curso intensivo de francés. Entonces me metí y estudié el idioma por un año”.
Sin saberlo, en 2016 esos conocimientos le permitieron postularse a la Maestría del programa Advanced Materials Science and Engineering (AMASE), una beca Erasmus Mundus.
“Uno de los requisitos era el idioma francés, por lo que pude acceder a la beca. Me especialicé en materiales metálicos”. El primer año lo cursó en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) en Barcelona, España.
Al año siguiente, en 2017 viajó a la ciudad de Nancy, en Francia donde continuó los estudios en la Universidad de Lorraine (UL). “Lo que más me costaba era la fonética, para que te entiendan con el acento castellano era difícil”.
Entonces, para superar ese obstáculo, Vero pidió ayuda a los profesores y a alumnos. “Les decía que pronuncien y yo repetía, prestaba mucha atención, leía libros en francés y eso me ayudó. En julio pude defender mi tesis, que fue oral. Aprobé y obtuve la Maestría”.
Con el objetivo cumplido, a principios de septiembre la misionera regresó a la tierra colorada, sólo por unos días. Es que las valijas ya están listas nuevamente, ella no se detiene y retorna a Francia. “Me postulé para obtener un doctorado y empiezo en octubre en la Universidad de Bourgogne en Dijon, con una práctica en una acería. Voy a estudiar la resistencia de la corrosión en un tipo de acero inoxidable”.
Es que el futuro de esta talentosa investigadora parece estar en Europa, aunque la profesional de voz tímida y dulce explica “veré cómo se desarrolla todo, una vez que termine el doctorado, la fábrica me adelantó que hay posibilidad de quedarme trabajando. Es algo que me gustaría. Sino vería qué otras opciones tengo”.
Escrita por: Susana Breska Sisterna
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Producción Fotográfica: Miguel Ángel Colman