Señora Directora:
Muchos de ellos son ubicados sobre las veredas e impiden la circulación de los peatones con lo que generan un riesgo innecesario para quienes se ven obligados a bajar a la calzada para continuar con su camino.
Esta situación también observé con una menor frecuencia en calles de la zona céntrica, con un peligro similar para la integridad de los transeúntes.
A lo que se agregan las numerosas veredas que están siendo lavadas por sus propietarios en horas inhabituales con el consiguiente inconveniente para quienes las cruzan.
Hace mucho tiempo Posadas ha dejado de ser un pueblito –donde, quizás, podría justificarse este comportamiento– y ya es una ciudad digna de una capital de provincia, con más de 250 mil habitantes que la ubica entre las más pobladas del interior del país.
No entiendo entonces el porqué de ese comportamiento de sus habitantes que descuidan las necesidades de desplazamiento del otro, del prójimo.
¿Será que hemos crecido aceleradamente y nuestra gente no se adaptó aún a ese cambio?
Juan Martín Pérez
Posadas (Misiones)