Señora Directora:
En más de 30 años de democracia no se ha cumplido con las esperanzas y sueños que teníamos los habitantes de esta otrora “rica provincia” y que políticos y funcionarios con cinismo y caradurez prometían.
En esta última década nadie rindió cuentas, empezando por los municipios y hoy alegremente y sin ningún derecho piden el “Fondo de la Soja”. La falta de honestidad, la dudosa calidad administrativa y la falta de control en obras ha hecho un cementerio de esperanzas y proyectos.
Los intendentes, muchos de ellos enriquecidos con la “función pública”, ¿no vieron, no se enteraron que casi la mitad de sus habitantes son pensionados que pagamos entre todos los argentinos? ¿Qué pasó, media provincia se enfermó?
Actualmente funcionarios y sus parientes gozan de impunidad total. Quienes tienen a su cargo velar por nuestros derechos miran hacia otro lado.
Soplan vientos de justicia y podrían llegar por estos lares, y muchos van a verse obligados a rendir cuentas, terminar obras o devolver la plata.
Las rutas 12 y 19 por falta de control terminaron con nuestra fauna.
Los pueblos originarios no sobrevivirán, no tienen atención médica, las tarjetas para alimentos “se pierden” (pero se cobran) y se les niega la educación.
El originario abanderado y descalzo (fiel reflejo del pueblo misionero que se levanta y mantiene firme, de pie, con la frente en alto, poniendo día a día el sacrifico necesario para salir adelante, más allá de las dificultades) piensa: “¿Tengo patria? ¿Me dará el gobierno una alpargata para el Día de la Bandera? Por ahora, sigue descalzo…
Desde arriba Misiones es verde, pero no por la selva. Es por los yuyos.
El lunes 8 de febrero de 2016 la Secretaria de Asuntos Municipales de la Nación viene a Posadas y, con el Gobernador en la cabecera de la mesa del quinto de la residencia y 15 intendentes, dijo: “Los municipios que no rindan cuentas transparentes, no recibirán fondos nacionales”.
¿Entendieron? Nadie rindió cuentas, faltó plata en todos lados, las obras no se hicieron, etc. ¿Serán tan caraduras para seguir pidiendo?
Es increíble la mansedumbre del pueblo misionero. Nos cobran peaje sin prestar ningún servicio; nos estafan con la luz y el agua. Hay municipios como el de Panambí que hace 30 años que cobra el 7% en sus facturas por la obra del Piray Guazú. Tengo en mis manos los planos de la obra, pero hoy puedo afirmar que es un robo porque la hidroeléctrica nunca se hizo, ni se hará. Sin embargo, se cobra…
Si eliminamos los “malos negocios” para el pueblo (no para sus dirigentes) estaríamos en mejores condiciones. Ya que en cada pueblo la casa más grande, los autos último modelo son propiedad de funcionarios públicos o familiares.
El transporte provincial, al no tener control ni autoridad capacitada, comete toda clase de abusos. “Arroja” a ancianos, embarazadas y niños a la intemperie, sin embargo, nadie los sanciona.
Las empresas que no entran en la terminal deben ser suspendidas y acto seguido realizar el llamado a licitación para contratar el servicio de otras empresas que quieran trabajar. La mayoría de los servicios actuales no fueron contratados mediante una licitación previa, por lo tanto están fuera de la ley y además cobrando los subsidios al combustible que tampoco se controlan. Gracias a esto tanto empresarios como funcionarios han encontrado otra forma de sacar su “ventaja”, haciendo figurar más kilómetros de los que en realidad realizan.
¿Alguien viajó en las aerosillas de Salto Encantado? Creo que nadie viajará. Es chatarra traída de Bariloche.
En cuanto a las viviendas es de terror. Las obras están inconclusas, los “Sueños Compartidos” funcionaron tal cual se habían planeado. Compartidos, pero ¿entre quiénes, con quiénes?
Si recuperamos para Misiones la importante recaudación que produce el complejo Cataratas de Iguazú, un patrimonio de todos pero usufructuado por particulares que, -haciendo uso de su poder político, lograron apropiarse de ese ingreso-, podríamos ayudar a dar viviendas, salud y educación a originarios y tareferos.
El “Fondo de la Soja” no lo merecemos si seguimos con los mismos administradores. La Nación sabe y nos está castigando.
En relación con nuestra situación actual considero de suma importancia hacer referencia al Caso Sunchales. El 8 de octubre de 1988 el pueblo de esa localidad del Vesta santafesino obligó a su cuerpo deliberativo municipal a borrar y enterrar la palabra “Honorable” al identificarlo y referirse a éste.
Esto se trató sobre tablas y en el acto se pintó el frente del edificio de azul y blanco. Si somos argentinos y debemos ser honorables, no necesitamos palabras que confunden a la gente.
Telmo Bazán
Oberá (Misiones)