Desde hace poco más de diez días la comunidad judía mundial comenzó a vivir su nuevo año. El 5779. En Rosh Hashaná (Año Nuevo) el saludo es Shaná Tová Umetuja, que tengas un año muy bueno y dulce.
A diferencia del cristianismo y otras religiones el judaísmo se rige por el calendario Lumisolar. Es decir que los días comienzan en el ocaso y los meses tienen 29 días y medio. Por tal motivo las festividades judías no se celebran los mismos días que en el calendario gregoriano. El calendario hebreo comienza con la génesis.
Para el judaísmo el Rosh Hashaná no es sólo una celebración de Año Nuevo simplemente; es una festividad en la cual comienza Dios a decidir quien será nuevamente inscripto en el Libro de la Vida.
Con el Rosh Hashaná comienzan los denominados diez días terribles que culminan con la festividad más importante del año: El Iom Kipur (Día del Perdón). “Son días denominados terribles porque nuestra tradición nos cuenta que Dios nos juzga para inscribirnos en el libro de la vida plena, exitosa.
Por eso se denominan días terribles porque dará el veredicto entre Rosh Hashaná y Iom Kipur”, dijo la oficiante Sabrina Bezchinsky quien este año junto a la cantante litúrgica (jazanit) Roxana Rieznik ofició los servicios de Rosh Hashaná y Iom Kipur en la sinagoga de la comunidad israelita de Misiones.
Días de desafío
Los denominados días terribles a la vez son días de desafíos para el ser humano; afirmó. Estos culminaron con el ayuno del Iom Kipur el pasado miércoles. En ese momento Dios decidió quiénes fueron inscriptos en el libro de la vida. Y, el saludo es “Gmar Jatima Tová. Su traducción literal en español es “que tengamos un buen sellado final” y su significado es “el deseo de que seamos inscriptos en el Libro de la Vida”, metafóricamente en el Libro de la Vida que Dios nos anota. Esto significa que los judíos le piden Dios que renueve por un año más posibilidad de estar vivos, basándose en nuestras acciones.
Ese día es la jornada más importante del judaísmo. El ser humano debe ayunar para alejarse de todo lo que tenga que ver con lo terrenal y, de esta forma, no distraer su acercamiento a Dios. “El origen del ayuno está en la Torá. Dios le ordena al Pueblo de Israel que en Iom Kipur deben ayunar”.
“El ayuno permite que el judío esté concentrado en los rezos y las plegarias de Iom Kipur y el origen bíblico del ayuno. Por supuesto que el ayuno tiene excepciones en casos de salud, por ejemplo, porque el judaísmo preserva sobre todo la integridad física de las personas”, explicó Sabrina.
“Además, el Perdón al semejante y el ayuno figura en la Torá, en los primeros cinco libros de Moisés del Antiguo Testamento y es un día que tiene que ver con la reconciliación el perdón”.
Es cierto que si bien Dios creó al hombre a su imagen y semejanza no lo hizo perfecto. Por eso, el Eterno brinda la posibilidad de reconocer los errores humanos, asumirlos, aprender de ellos, pedir perdón y poder perdonar. “Tal como ayunaron nuestros antepasados al pie del monte Sinaí, cuando Hashem (Dios) fue misericordioso y les dio una nueva oportunidad luego de que construyeran un becerro de oro al que adorar, cada Yom Kippur, en muestra de arrepentimiento, reflexionamos, nos arrepentimos, nos disculpamos y nos comprometemos a un nuevo año de tzedaka (justicia) y buenas acciones”.
“Justamente, hacemos Teshuvá, que literalmente significa retorno, retorno a Dios. Es el momento de una profunda introspección, de un sinceramiento total. Dios renueva la confianza en el ser humano y eso se lo conoce como Vaal Tefilá, ya que considera que retornó a su camino siguiendo los mandatos del Eterno. Tuvo finalmente Jatimá Tová, un buen sellado. Dios es quien nos juzga y juzgará al final de nuestra vida en la tierra, es con Él quien repautamos mediante nuestro compromiso y disculpas un nuevo año de vida. El desearnos Gmar Jatimá Tová debe ser no sólo una frase sino que surja desde lo más profundo de nosotros, al igual que el perdonar a los demás y aceptar su pedido de disculpas. Hashem (Dios) evalúa todas nuestras acciones, no sólo durante Yom Kippur, sino cada día del año en que renovó su confianza en nosotros.
El perdón es algo personal
La oficiante religiosa judía sostuvo que “cada uno perdona a quien cree que debe, es algo personal y se hace en el templo a través de los rezos”.
“Además, la reconciliación entre los seres humanos se lleva adelante a través del consenso y del diálogo principalmente”, remarcó.
El judaísmo entiende que el ser humano como tal se va a equivocar durante toda su vida; “y por eso Dios anualmente le da la oportunidad del arrepentimiento”.
“Los más importante es que de esta festividad podamos llevarnos un balance positivo, que podamos reflexionar y que de cara al año entrante nos propongamos nuevos desafíos”, apuntó.
En Misiones
La Comunidad Israelita de Misiones cuenta con unas cien familias cuyo mayor porcentaje reside en Posadas. Fue fundada por inmigrantes que llegaron de toda Europa hace más un siglo.
En Tiempos anteriores existían dos sinagogas. Los denominados Sefaradíes, aquellos judíos que llegaron de Europa Oriental, y los Azkensis, de la Europa Occidental.
Hace unos treinta años ambas comunidades se unieron y comenzaron a rezar juntas.
Los viernes, para celebrar el shabat (el sábado, el día más importante de la semana para la tradición judía; ya que Dios creó el mundo en seis días; el séptimo descansó. Como se mencionara comienza a celebrarse el viernes a la noche; como las ceremonias religiosas de las demás festividades anuales) se determinó que se utilice el templo ubicado en San Martín 479, Posadas. Allí además funcionan todas las actividades culturales que se llevan a cabo destinadas a niños, jóvenes y adultos. También una Escuela Hebrea que cuenta con chicos entre los tres y doce años que de lunes a viernes, en horario de la tarde aprenden el idioma hebreo y tradiciones y costumbres judías.
Los domingos en horas de la tarde los chicos y adolescentes participan de actividades educativas no formales. En tanto que los más grandes cuentan con actividades deportivas; que les permiten, por ejemplo, participan de los denominado juegos macabeos (un encuentro nacional de todas las comunidades deportivas judías) que se realizan todos los años en Pinamar, Buenos Aires, en noviembre.
Como dato anecdótico, el año pasado el equipo de la Comunidad Israelita Argentina se consagró campeona nacional.
Cuenta, además con un cementerio ubicado en la capital provincial y está afilada a la Asociación Mutual israelita Argentina (AMIA), el brazo cultural y educativo del judaísmo, y a la delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), el brazo político de la comunidad israelita.
Inserta hace más de cien años en la tierra colorada, esta comunidad tiene lazos interreligiosos con otras comunidades de otras religiones.
Además se encuentra incluida en la comunidad misionera participando en la mayoría de los eventos y de las distintas entidades de bien público.