Es un sitio RAMSAR -Humedal de Importancia Internacional para la Conservación de la Diversidad Biológica- y el espectáculo que ofrece es emocionante por la amplia gama de colores que tiene, además de ser un lugar plagado de leyendas e historias que lo hacen aún más interesante.
La excursión a la Reserva Provincial Laguna Brava -así su nombre completo, ya que justamente es una reserva protegida para vicuñas, flamencos y otros animales- es obligatorio realizarla con guías especializados o agencias habilitadas.
Si se decide lo primero, lo mejor será contratarlos en Vinchina, mientras que si se quiere ir en vehículos equipados y con paquete completo, lo óptimo será hacer base y contratarlas en Villa Unión, cabecera del cercano Departamento General Felipe Varela y centro de servicios por excelencia del oeste riojano.
La excursión
Desde Villa Unión en “temporada alta” -primavera y verano, vacaciones y fines de semana largos- salen prácticamente a diario las camionetas 4 x 4 rumbo al destino. Tomando la ruta nacional 76 se atraviesa Villa Castelli y luego San José de Vinchina, todo por asfalto y en buen estado. Unos kilómetros más adelante comienza el ripio, que también está en buenas condiciones. A partir de allí el camino se pone cada vez más bonito, con el río La Troya acompañando y figuras que parecen talladas en roca como “La Pirámide” o la “Curva de la Herradura”.
Las personas entonces empiezan a sentirse cada vez más pequeñas frente a la inmensidad del paisaje y las montañas que emergen majestuosas. El último pueblo antes de comenzar el ascenso es Jagüé, donde se realiza un control para llevar nota de quiénes y cuántas personas subirán.
De refugios y leyendas
Una vez dejado atrás el paraje Jagüé, el camino se hace un poco más difícil, pero tanto guías como quienes dirigen las excursiones son expertos, con lo cual si se siguen sus indicaciones, todo sale según lo planeado.
La nieve empieza a ser una constante, tiñendo las montañas de blanco y adornando aún más la paleta de colores.
Comienzan entonces a divisarse algunos de los refugios construidos con pesadas piedras que datan del siglo XIX para los arrieros que iban y venían de Chile cruzando la Cordillera.
La llegada a la laguna es emocionante: estar en la Cordillera y disfrutar de los sonidos del viento, la vista de los flamencos rosados y con suerte de zorros colorados, vicuñas y otros animales autóctonos hacen que cada uno de los que realizan la excursión se sientan afortunados.