Para ello, se implementarían talleres de horticultura destinados a toda la comunidad educativa, con el fin de generar conciencia ambiental; promover la agricultura familiar; enseñar el derecho a la soberanía alimentaria y promover la educación económica a través de la agricultura.
También se establece que las escuelas tendrán que programar salidas recreativas a ferias francas y a huertas locales; y realizar capacitaciones a los referentes de las huertas escolares.
La otra se concretó por sendas iniciativas de los diputados Martín Sereno y Héctor Bárbaro, y de la exlegisladora Marta Ferreira.
Para Ferreira, la “huerta escolar es un excelente recurso para convertir los centros educativos en lugares que posibiliten a un alumnado a múltiples experiencias acerca de su entorno natural y rural, entender las relaciones y dependencias que tenemos con él, y poner en práctica actitudes y hábitos de cuidado y responsabilidad medioambiental; experiencias interesantes para el desarrollo de las capacidades fundamentales en educación ambiental”.
Sereno dijo que la ley “busca desarrollar capacidades, generar las herramientas y promover las prácticas que permitan concientizar sobre las distintas formas en que se puede construir un vínculo con la tierra y el lugar en que habitamos”.