Los tres mayores detenidos bajo sospechas de ser parte de la banda que robó en al menos seis comercios posadeños a punta de pistola recibieron en las últimas horas el rechazo a la excarcelación que habían presentado sus abogados defensores, por lo que continuarán tras las rejas.
Se trata del joven de 18 años y sus consortes de causa, ambos de 20, quienes permanecerán en esa condición después de que el magistrado Carlos Giménez, titular del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas y al frente de la investigación, entendiera que existe “riesgo procesal”, es decir, que podrían entorpecer la pesquisa o darse a la fuga en caso de continuar el proceso en libertad.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el trío fue coincidente a la hora de la indagatoria. Los tres se abstuvieron y guardaron silencio ante el juez de la causa, quien los imputó formalmente por el delito de “robo calificado”, que prevé penas de hasta veinte años de cárcel, al decir del Código Penal Argentino.
En tanto, el adolescente de 16 años que también fue aprehendido bajo sospechas de ser parte del grupo terminó a disposición del Juzgado Correccional y de Menores 2 de Posadas, a cargo del magistrado César Jiménez, quien deberá resolver sobre su futuro.
Todos terminaron tras las rejas hace poco más de una semana, el viernes 24 de agosto, después de una pesquisa de la Dirección de Investigaciones y Delitos Complejos de la Policía provincial.
Eran buscados por cometer tres asaltos armados a heladerías, otros dos a kioscos y un sexto a una farmacia de la avenida Maipú de Posadas, que quedó captado por las videocámaras del lugar y fue difundido en exclusiva PRIMERA EDICIÓN.
Los investigadores los descubrieron gracias a que días antes de ese robo a la farmacia habían visitado una veterinaria de la avenida Francisco De Haro, con un perro en brazos, simulando ser clientes. En realidad, realizaban inteligencia con el objetivo de dar un nuevo “golpe”.
Al lugar arribaron insólitamente con la misma ropa con la que ya habían robado en las otras oportunidades: uno de los ejecutores tenía un buzo con capucha negra y, el otro, una prenda similar pero de color claro. Además, se movilizaban siempre en el mismo Renault Clio secuestrado, que resultó ser propiedad del abuelo de uno de los autores.
Ese detalle, la buena posición económica de sus familias y el hecho de que ninguno tuviera hasta ese momento antecedentes policiales es lo que derivó en que el grupo sea apodado como la banda de “los chicos bien”.