Lo más importante en la vida para todos es la Felicidad, y por ello todos la buscan, la diferencia particular de cada uno está en dónde la buscan. Y eso es lo que nos hace diferentes y bellos, ya que la belleza se encuentra en la diversidad. Si todos fuéramos azules, qué aburrido sería, ¿no? Por suerte cada uno tiene un color que lo distingue, o sea su marca, sus particularidades.
Si somos personas “normales” que miramos televisión, escuchamos la radio, leemos las noticias en los periódicos, etc., donde nos muestran: cómo está el mundo, cuánta delincuencia o inseguridad hay en la calle. A cuánto se ha escapado el valor del dólar. Seguramente te encontrarás identificado con una persona miedosa. Sí, miedosa. Esas que toman recaudos, se previenen, ahorran, etc. debido a temores subyacentes que no los tienen conscientemente. Estos vienen de los programas grabados en nosotros por los mayores cuando nuestro disco rígido estaba virgen.
Todas las veces que te han dicho “cuidado”, “deberías” te han instalado un software o programa tóxico, o sea un virus.
Existe una parte de la población que no mira noticieros aunque escucha en la calle, en el trabajo, etc las mismas noticias, y sin embargo, no teme, no toma recaudos, y ¡No le pasa nada!
¿En qué difieren unas de otras? Un estado de conciencia elevado, un estado que podríamos llamar: Estar despiertos. En ese estado uno se siente conectado con lo divino, con nuestro Ser Superior, quien escucha todo lo que sentimos, no tanto lo que hablamos sino lo que vibramos.
Somos energía y la energía es la que se expande y regresa a nosotros aquello que vibramos.
Si vibramos en amor, alegría, paz, abundancia, eso será lo que se multiplicará en nuestra vida.
Pero si en cambio la vibración que emitimos es la de miedo, carencia, enfermedad, inseguridad, etc. El Universo no tiene otra respuesta que multiplicar la energía que recibe y decirte: “Tus deseos son órdenes”. Y te envía multiplicado aquello que tu boca habla. Es bíblico: “Por sus palabras los conoceréis”.
Esto no es para atemorizarnos, pero sí para despertarnos y ser deliberados. Las circunstancias no tienen importancia, pero sí tiene importancia la atención que pones en ella. Si tu Felicidad es lo que importa, ocúpate de tu parcela.
Esto me recuerda a la frase de Nelson Mandela, él dice que todos deberíamos cultivar nuestro huerto. Y es así. Pon buen abono en tu mente, elimina la maleza de pensamientos tóxicos, elimina de tu vida a las personas tóxicas.
Aprende a decir “No” cuando algo no va contigo y lo haces por el qué dirán.
A veces muchas personas viven en la infelicidad, en un estado de víctima, les resulta beneficioso que los demás las ayuden, las contengan, y esas personas seguro lo hacen porque les hace feliz el dar, pero si descubren la manipulación, dejarán de hacerlo.
Esa persona o despierta o muere por elección suya.
Felicidad = Feliz si Das
El que aprende a dar, nunca pierde, no existe en la fórmula de Dios la pérdida. Compartir es un verbo que multiplica la cosecha, del que lo hace. Su cosecha trae paz, felicidad, amor; podríamos sintetizar en una palabra: serenidad.
La Felicidad es un estado de abundancia. Diría Suzanne Powel: “Si tienes hoy, lo que necesitas hoy, para hacer lo que quieres hacer hoy, tienes abundancia”.
El que vive en la dichosa abundancia, da siempre las Gracias al Universo y ¿qué hace el Universo con ello?
¡Expandirlo!
Entonces: ¡Por Siempre Feliz!
Colabora
Arq. Lucía Silva.
Conductora de “El Amor es la Respuesta”
FM Red Ciudadana. Sábados de 12 a 13.
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