Siempre daba vueltas en la cabeza de Juan José “Juanjo”González (48) la idea de viajar o salir del país “para ver otras cosas” pero la decisión final la tomó después de la crisis de 2001 y del corralito.
En 1997 se recibió de odontólogo en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), en Corrientes, de donde es oriunda su esposa, María Sara Levy, con quien comparte la profesión. Tras regresar a su Posadas natal, donde trabajó durante dos o tres años, el objetivo fue madurando. “Sabíamos que cada tanto pasaban algunas cosas, que cada cierto tiempo Argentina tenía problemas, y que eso era cíclico, entonces decidimos probar algo distinto”, explicó a la distancia.
Como su abuelo Manuel nació en Villacarrillo, provincia de Jaén, la pareja decidió probar suerte en España y viajó hacia Málaga en abril de 2002. Allá tenían contactos para comenzar a trabajar en cuestiones relacionadas a la odontología hasta tanto pudieran homologar el título.
A tres meses de haber llegado, pusieron manos a la obra y, poco a poco, empezaron su vida en Arroyo de la Miel, a unos veinte minutos de Málaga Capital, donde en 2003 nació Ezequiel (15), el primero de los hijos del matrimonio. En ese lugar vivieron durante siete años hasta que en 2007 se radicaron en Estepona, distante a unos noventa kilómetros de Málaga, que es donde continúan residiendo y donde hace diez años nació Jazmín, la segunda malagueña de la familia.
En ese poblado de 70 mil habitantes la pareja tiene una clínica odontológica junto a Sandra Patricia González, hermana de “Juanjo”, y a su cuñado Damián Yuchechen -de Cerro Azul-, que en 2008 decidieron desembarcar en la Península con sus hijos Adriel y Nicolás, casi adolescentes. Además de este emprendimiento, cada uno trabaja en otras clínicas de manera particular.
“Cuando me preguntan si pienso en volver, creo que no. Estamos acá hace mucho tiempo, los hijos están grandes. Uno va tirando sus raíces. Prácticamente la parte profesional y familiar, con mi señora y mis hijos, se hizo toda aquí. Los chicos nacieron acá y de 20 años de historia profesional, 17 la ejercimos acá. Así que por una decisión propia no, salvo que fuera una causa de fuerza mayor.
Pero creo que nuestro lugar está aquí. La idea es volver cada cierto tiempo para ver a amigos y familiares, que es algo que me gusta y además hace bien. Pero definitivamente creo que nuestro lugar está aquí”, confesó.
“La verdad es que nos adaptamos muy bien a España aunque los inicios de un inmigrante son difíciles. No es para todas las personas. Vine aquí con título pero con mi señora tuvimos que homologarlo para poder trabajar en forma legal. Eso lleva un tiempo y un esfuerzo grande. Después nadie te conoce. Tenes que ir abriendo puertas poco a poco. Por suerte encontramos personas que nos han ayudado mucho, también supimos devolver esos favores. Trabajamos mucho y lo seguimos haciendo pero la adaptación fue muy buena”, contó.
Indicó que siempre se extraña, sobre todo a la familia y a los amigos. La decisión “de quedarnos fue porque siempre buscamos estabilidad para nosotros en un principio, que éramos casi recién casados, pero también para los hijos que se suponía que íbamos a tener. Acá existe estabilidad económica, la salud pública es muy buena, lo mismo que la educación. Prácticamente no hay huelgas. Robos y cosas malas también hay. Pasan las mismas cosas que en Argentina sólo que los índices son muy bajos. Siempre decimos que aquí no es el paraíso ni Argentina es el infierno sólo que los índices de huelga, de paros, de robo, son mucho más bajos por lo que te permite hacer una previsión de futuro y una vida mucho más tranquila”, manifestó quien cursó la primaria en la Escuela 1 “Félix de Azara”, y la secundaria en la Escuela de Comercio 1 “General San Martín”. Luego ingresó a la carrera de farmacia en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM y, finalmente, se mudó a la de odontología de la UNNE.
Durante estos 16 años en el Viejo Continente tuvieron la oportunidad de conocer París, viajar a Disney en dos ocasiones y otras tantas a Israel donde se radicó la hermana de María Sara. Asimismo, estuvieron en Portugal y en ciudades como Barcelona, Valencia, Madrid, Sevilla. Pero cuando pueden tomarse unas vacaciones de tres semanas, no dudan en volver a Argentina, contó “Juanjo”, quien vino a pasar las últimas fiestas de Fin de Año junto a sus padres, Telma Pacheco y José Francisco, y a su hermana Mariela, que vive en Córdoba.
Sobre la alimentación refirió que es una zona en la que se come mucho pescado, arroz y donde hay carnes muy buenas, “lo que hace que lo que menos podamos extrañar de Argentina sean los asados. Hacemos algunos, a veces iguales y otras con carne de mejor calidad que en Argentina. No tomamos mate pero consumimos mucho tereré durante todo el verano porque conseguimos los jugos Tang. Años atrás quizá era complicado pero ahora se consigue dulce de leche, mandioca, tapas para empanadas, preparados para chipa, podes hacer la comida que se te ocurra. Todo eso cambió mucho. La adaptación en ese sentido es muy fácil aunque en algunas personas la comida incide mucho”.