El culto al santo de la Buena Muerte, aunque no tiene “días canónicos”, en el mundo se lo coloca en fechas como Viernes Santo o el Día de los Fieles Difuntos (o Día de los Muertos). Sin embargo, en Argentina -y en forma especial en el Litoral, se lo venera entre el 13 y el 15 de agosto.
En Misiones, desde hace unas cuatro décadas el día elegido es el 13 de agosto, así que ayer el predio que este personaje o entidad venerada posee en Santa Inés, a escasos metros de la ruta nacional 105, se llenó de “fieles” que concurrieron a celebrar la jornada, además de agradecer, pedir favores o simplemente a sumarse a los festejos del denominado “Día de San La Muerte”.
Nuevo salón
La capilla y el campo que San La Muerte posee a pocos kilómetros de la capital provincial “se vistió de nuevo” ayer, ya que donde se encontraba erigido hasta el año pasado sufrió un corrimiento de unos 150 metros.
El motivo fue que el espacio ya era insuficiente ante la cantidad de visitantes que llegan a diario y más aún cada 13 de agosto.
Por ello, ayer se “inauguró”, por así decirlo, el flamante tinglado de uno 36 metros de ancho por más de 50 de largo, con techo de zinc y piso de cemento, donde está la imagen y una cascada multicolor que espera por los fieles de este rito pagano.
Lo importante era llegar
En la ocasión se pudo apreciar un incesante ir y venir de personas (grandes y chicos) a pie, en automóviles y hasta a caballo.
Hubo acampe, baile con grupos musicales en vivo, servicio de cantina y un “aceitado” merchandising con imágenes no sólo de San La Muerte, sino también del Gauchito Gil (otra imagen pagana muy venerada en el litoral argentino), de la Virgen de Itatí y Santa Catalina, entre otras. Además de la venta de velas (rojas, especialmente) y esencias varias, como así también vinchas y calcos.
“Pelusa”, dueña y señora
Pero sin lugar a dudas, la protagonista en esta fecha especial en Santa Inés es “Pelusa”. Su nombre en el documento de identidad es María Elsa Paniagua, pero casi nadie la conoce así.
“Pelusa”, como le dicen todos, es para algunos la dueña del lugar, para otros la cuidadora, la organizadora y hasta el nexo entre ellos y la venerada imagen.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la mujer contó que hace unas cuatro décadas que festeja “el Día del Señor de la Buena Muerte. Él es el protector, mi compañero, mi abogado y protector de los humildes y trabajadores”.
“Hoy (por ayer) estamos festejando su día en un nuevo lugar, porque la anterior capilla ya nos quedaba chica y se abarrotaba de gente. Por eso decidimos corrernos y armar una nueva capilla que en menos de cuatro meses estuvo terminada, con la ayuda de muchas personas, en especial de unos tareferos con los que levantamos el nuevo salón”.
Herencia familiar
Al ser consultada sobre su devoción por el Santo de la Buena Muerte, Pelusa recordó: “Es una herencia familiar, puesto que mi bisabuela tenía el santo, luego le pasó a mi abuela y ella me lo pasó a mí. Ya van tres generaciones que está entre nosotros. Además, tengo los nueve huesos que debe tener la señora de San La Muerte”.
“Ser de San La Muerte es ayudar al prójimo, al necesitado, a los enfermos. Ésa es la misión que tenemos los que conservamos la imagen”, añadió.
En otro tramo de la charla, entre baile y baile, Pelusa explicó: “La gente viene a pedir muchas cosas, entre otras, por ayuda ante los muchos daños que hay afuera”.
Por último, agregó que “una vez que uno le hizo su pedido, en la entrada de la capilla hay un cartel que dice que deben traer ‘amor, fe y esperanza’, nada más”.
Ayer, según los organizadores, transitaron por el lugar más de 500 personas que llegaron desde Garupá, Posadas, el resto de Misiones e incluso algunos correntinos.
Un poco más sobre este personaje pagano
Según varios textos y publicaciones, “San La Muerte” es un personaje o entidad venerada en Latinoamérica.
Su culto se extiende desde América central a Paraguay, Argentina (principalmente en las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa) y el sur de Brasil (Paraná, Santa Catarina, Río Grande del Sur). Desde la década de 1960, debido a las migraciones internas, el culto se extendió a ciertas zonas de Santa Fe, Buenos Aires y Jujuy.
San La Muerte es un santo de origen guaraní. Se lo conoce también como “Señor de la Buena Muerte” y “Señor La Muerte”.
Se lo representa como un esqueleto de pie, con una guadaña en la mano, y se cree que centraliza el poder de todos los muertos.
En algunos lugares se lo conmemora el Viernes Santo o el Día de Todos los Muertos, pero las fechas “señaladas” en la tradición argentina van del 13 de agosto (en Misiones) al 16 del mismo mes.
Se le puede pedir lo que sea, pero especialmente escucha los ruegos sobre amores, trabajo o hallar cosas perdidas. También es capaz de destruir al enemigo de quien lo invoca.
Sus devotos lo jerarquizan como el más poderoso de todo el santoral profano regional argentino.