En los talleres de Feng Shui les doy un ejercicio a mis alumnos que es así, tú lo puedes hacer ahora en tu casa. Busca un espejo que esté limpio, que su reflejo sea bueno y no esté manchado, si es nuevo mejor, esos de mano:
1 – Cierra los ojos.
2 – Vas a llevar tu atención profunda al corazón.
3 – Los abres y te conectas en el espejo con tu mirada, con tus ojos, conecta dentro, en ellos, mientras te dices: “me amo exactamente como soy”, (pensándola).Vuelve a repetirlo.
Haz este ejercicio con el espejo 5 minutos por día. Te ayudará a transformarte en amor incondicional hacia ti mismo; la disciplina de este ejercicio transformará tu visión de ti mismo, dejarás de criticarte y juzgarte.
Empezarás a eligir amarte y traerá a tu vida nuevos reflejos.
Así como el espejo refleja nuestra imagen, hay una ley en el mundo físico: la ley del espejo. Ésta nos dice que todo lo que sucede afuera es un reflejo de lo que somos, refleja nuestro mundo interior.
Yo lo llamo una puerta de auto-conocimiento personal, ya que lo que no veo es inconsciente en mí… Y el mundo exterior tiene información muy valiosa para mi crecimiento.
Todos sabemos que nuestra casa está dentro de nosotros, pero la casa externa contiene mucha información de lo que necesitamos sanar, integrar, transformar, activar o mejorar en nosotros.
Lo que buscamos afuera no lo encontraremos si primero no buscamos dentro nuestro. Y para eso nos sirve el “reflejo” para darnos cuenta, para saber hacia dónde ir y dónde mirarnos. El Feng Shui nos ayuda a despertar, a tomar conciencia y a caminar hacia nuestros sueños. A ser responsables y creadores de nuestra realidad. Es una herramienta sencilla que nos hace conscientes lo ¡inconsciente!
Eso que nos pasa y no nos gusta es sólo una parte nuestra que está inmadura, que necesita ser mirada, sanada, escuchada, integrada y lista para evolucionar. Todos esos reflejos son sólo para observar qué nos hace sentir eso. Por ejemplo, a entender cómo construimos nuestro programa, nuestra matrix y eso nos ayuda a transformarlo en lo que hoy anhelamos crear.
Los reflejos son buenísimos para conocernos mejor, para darnos cuenta que lo que necesitamos afuera primero necesitamos encontrarlo adentro. Así lo crearemos afuera desde el amor y ya no desde el miedo o la necesidad de que algo nos complete o la necesidad de que nos dé lo que no tengo: dinero, amor, tiempo, escucha.
Si anhelas conocerte abrazarás los reflejos, los mirarás de frente, los observarás y conectarás con lo que te hacen sentir. A medida que más te ames, te abraces y aceptes ellos se irán transformando en lo que más te gusta ver de ti.
En el Feng Shui, el espejo es una energía yang, es una energía activadora. Cuando lo ponés en algún lugar de la casa u oficina es importante que refleje lo que anhelás activar o mejorar. Lo mismo sucede con tus reflejos usalos con la intensión de potenciarte, activarte, conocerte mejor. Para poder crear la realidad que anhelas y dejar de pelear o querer controlar a los demás. ¿Para qué? Sólo pierdes tu valiosa energía. Esos reflejos sólo están allí para vos, para mejorarte, no para que pelees con ellos.
Lo que niegas te somete, lo que aceptas se transforma.
Espejito, espejito: “¿¡Dime qué ves!?”. Los abrazo.
Colabora
Sandra De Marchi
Asesora de Feng-Shui- Facilitadora del Sistema Isha.
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