La problemática por el gran número de perros abandonados en la Capital del Monte, sigue siendo tema de preocupación de los grupos de protectoras de animales y del área de Salud Animal municipal.
Las intensas acciones por la tenencia responsable no alcanzan y los canes deambulando por diferentes sectores de la ciudad es una constante. “En la zona céntrica no se ve tanto, pero en los barrios es muy notorio. Algunos que tienen dueños, pero los dejan sueltos y otros directamente abandonados que buscan sobrevivir en las calles”, explicó a PRIMERA EDICIÓN la referente de un grupo proteccionista.
En canil municipal es lugar de recuperación, pero no da abasto. Por su parte las protectoras se organizan para dar respuesta, concientizar y encontrar hogares para los desafortunados animales. La Asociación Civil Protectora de Animales Huellitas del Monte, la Red Mascotera, proteccionistas independientes como Nélida Waijer, entre otros, son los grupos que se dedican a rescatar a los animales, muchas veces en estados lamentables.
“Nosotros tenemos 28 perros, entre ellos 15 cachorros, también 5 gatos, más otros del barrio que alimentamos. Los tenemos en la casa de una colaboradora, donde hicimos un canil, como lugar de paso. Lo que hacemos es rescatar animales de la calle o animales que tienen dueños, pero que son maltratados, enfermos. También llevamos a nuestras casas. La presidenta de la Asociación, Cecilia Kempski, tiene 44 perros en su chacra”, relató Andrea Amarilla integrante de la Asociación Huellitas del Monte, organización registrada legalmente.
Las actitudes más bajas del ser humano son parte de la realidad que golpea a muchos animales. “Abandonan, los tienen en la intemperie, los atan con medio metro de cuerda, los dejan enfermos. Es increíble la cantidad de mascotas abandonadas en las calles de la ciudad. La gente se cansa, o se va de vacaciones o no tiene para alimentarlos o los dejan si se enferman, hay de todo. La gente nos escribe cuando encuentran abandonados. La última vez entraron cuatro perras y las cuatro con crías. Por suerte cada semana se entregan perros en adopción. Son más los que entran que los que salen. También hay algunos que son viejos que ya sabemos que se van a quedar ahí, porque nadie los quiere adoptar, ciegos, rengos, discapacitados”, explicó Andrea.
La labor de amor que realizan los proteccionistas tiene alcances indescriptibles. Sin horarios, sin limitantes, generoso, solidario, salvan a muchos perros de una realidad dura, triste, indeseable.
“Lo que hacemos, se basa principalmente en el rescate de animales en situación de calle, vulnerables, pero tampoco podemos mirar a otro lado cuando vemos animales maltratados por sus dueños. Los visitamos y labramos un acta de inspección, les damos un plazo para revertir la situación. Se los vuelve a visitar para comprobar si hubo cambio. Muchas veces la gente lo hace, sino se hace la denuncia formal. A veces directamente nos dicen que los llevemos. Lo que hacemos lo podría hacer cualquiera, pero generalmente nos llaman y creen que es nuestra obligación. Pero siempre estamos, dejamos de lado nuestras cosas, nuestras familias, sea a la hora que sea, salimos a rescatar si es necesario. Tocamos puertas a cualquier hora a algún veterinario. Solo importa salvar al animal”, subrayó la protectora.
Más espacio
“Necesitamos más espacio. Vamos a lanzar un bono colaboración, para construir otro canil. El lugar que tenemos es precario, pero también entre las colaboradoras llevamos a las casas y los tenemos hasta recuperarlos. En el grupo de whatsapp somos unas 60 personas, ahí nos consultamos para lo que necesitamos. La mayor necesidad siempre es el alimento, cuando no tenemos donación, hacemos una vaquita y compramos. Son personas de todas las edades, algunos estudiantes, que si bien no pueden pagar las cuotas societarias, son nuestros ojos en la calle, siempre están viendo y ayudando a rescatar a los perros”, dijo.
Los socios aportan entre 30 y 100 pesos en concepto de cuota. “Muchos creen que tenemos subsidios, que cobramos, pero la realidad es que nosotros ponemos plata de nuestro bolsillo. Cuando los cachorros están recuperados hacemos jornadas de adopción, nos gusta entregar a domicilio, para tener alguna seguridad de que van a estar bien. Incluso, queríamos hacer un refugio, pero lamentablemente no tuvimos acompañamiento municipal”, explicó Andrea, quien junto a sus colegas de la protectora se niega a bajar los brazos.