Cuadernos a modo de “bitacora” de un chofer de Roberto Baratta (exsecretario de Coordinación de Julio De Vido) con datos convertidos en acusaciones, llevados a un diario porteño por un hombre cercano al autor de los mismos, luego entregados a la Justicia por un periodista (Diego Cabot-La Nación).
Así comenzó esta historia, digna de una serie de Netflix, que continuó con un “temblor” judicial que afectó tanto a exfuncionarios de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner como a reconocidos empresarios muy importantes y otros no tanto que crecieron fuertemente en los últimos años.
Pero, meses después del descubrimiento, escaneo y fotocopiado de los “Gloria”, los cuadernos ya no están y el chofer Oscar Centeno confesó haberlos quemado, al mismo tiempo que se convirtió en “arrepentido” de la causa por presunta asociación ilícita que tramitan en el juzgado de Claudio Bonadio junto al fiscal Carlos Stornelli.
Alrededor de la historia hay otros componentes mediáticos que alimentan la discusión popular: el rol de la exmujer de Centeno, si era militar infiltrado, si los cuadernos eran más o menos que ocho, si eran clave jurídicamente para sostener la causa y a los detenidos tras las rejas.
Sin embargo, un empresario que se sumó el viernes a los apresados, podría hacer que los cuadernos pasen a un papel secundario. Como “arrepentido” y ante Stornelli brindó información importante y sensible. Se trata de Juan Carlos de Goycoechea, ex-CEO de la constructora Isolux quien admitió haber pagado coimas “porque lo apretaban”, con el fin de financiar la campaña electoral K. Lo hizo cuando todos los demás en su misma situación procesal eligieron el silencio.
Cabot de La Nación reveló ayer que no menos de 500 hombres de negocios del sector de la construcción le escribieron para preguntar si aparecían en los cuadernos de Centeno.
De Goycochea se convirtió en la segunda persona (después de Centeno) en confirmar las coimas sin necesidad de tener los cuadernos a mano. Si más empresarios adoptan el mismo camino, resulta incalculable el efecto colateral de una bandera que intenta apoderarse Cambiemos.
En dos años, ¿algo cambió?
“Cuando yo asumo por primera vez (al frente de la UIA) hace 10 o 12 años, a la obra pública la llamaban Movicom: va con el 15 adelante”. La frase pertenece al expresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez.
Era junio de 2016, el fin de los 12 años de kirchnerismo con la llegada de Cambiemos, cuando aparecieron los bolsos con más de 9 millones de dólares del extitular de Obras Públicas de la Nación, José López, en el convento bonaerense y la declaración radial del industrial conmovió a la opinión pública. Pero no se animó a ratificarla ante la Justicia.
“En estos años hubo un pacto de silencio respetuoso entre los empresarios porque nadie quería ser botón y meterse en el negocio del otro, ya que cada uno cuida su propio negocio”, agregó Mendez en la entrevista periodística.
Pero no fue el único: se sumó, casi paralelamente, el presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Juan Chediak con más acusaciones para la polémica. “Cristina, De Vido y José López sabían perfectamente que había empresas que cobraban antes que otras”, dijo hace dos años a radio La Red.
El periodista Luis Majul le preguntó a Chediak si efectivamente Cristina Kirchner “sabía del sistema de corrupción porque se lo dijeron (desde la Cámara) más de una vez”, a lo que el constructor respondió: “correcto”. Tampoco Chediak se animó a sostener sus dichos públicos ante el fiscal Federico Delgado.
En medio del escándalo, el Gobierno de Mauricio Macri creó en ese 2016 la Comisión de Concertación y Coordinación Operativa de la Obra Pública y Vivienda Federal encabezada por el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, acompañado del secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez; y el titular de la Cámara Argentina de la Construcción, Juan Chediak
Fue un intento de modificar un sistema que todos conocían sin mirar hacia atrás. Resonaba fuerte la frase de Juan Domingo Perón: “Para que algo no se aclare, nada mejor que formar una comisión”.
Dos años después, una vez detenido De Goycochea, las declaraciones de Méndez y Chediak no perdieron vigencia. Ni fuerza. El periodista y político Jorge Asís publicó ayer sábado en Twitter varios posteos que hablan del poder del temblor que supera las fronteras argentinas. “La prisión de Gerardo Ferreira, de Electroingeniería, provoca alteraciones diplomáticas. Asociado a los chinos de Gezhouba Group construye las represas del Río Santa Cruz. En Beijing Macri quiso voltearlo y no pudo. Chinos más serios”, fue el primero.
“El arrepentido Goicoechea de Isolux atormenta el fin de semana de pulcros empresarios. Su penúltimo negocio fue vender a Gian Franco Macri el Parque Eólico. Pasamanos que dejó 12 palos verdes para SOCMA.#Quiebre Ampliaremos”, agregó más tarde.
El nerviosismo afecta a todos. En el ambiente empresarial recuerdan por estos días que el padre y el primo de Mauricio Macri se desprendieron de IECSA y poco tiempo después cayó el CEO de la empresa, Javier Sánchez Caballero en medio del escándalo por coimas. Hay quienes creen, incluso, que Franco Macri y Calcaterra deberían estar ante Bonadio, al igual que están los otros CEO de empresas. Cabe recordar que IECSA se vendió al grupo Mindlin hace poco tiempo: ¿un cambio para que nada cambie?
La estrategia de Thomas
El arquitecto Oscar Thomas sucedió a Humberto Schiavoni al frente de la Entidad Binacional Yacyretá en julio de 2003, cuando Néstor Kirchner llegó a presidente. Más de una década después, en diciembre de 2015, Schiavoni sucedió a Thomas en el mismo cargo.
El misionero, involucrado en los cuadernos de la corrupción en la obra pública, fue un hombre fuerte de Julio De Vido. Polémico hasta después de dejar la EBY (cuando trascendió la auto indemnización millonaria que se otorgaron los directivos de la entidad), Schiavoni (expuertista, ya en el PRO) llevó a Thomas a los actos oficiales, le agradeció la gestión de obras en Misiones y lo eligió como asesor en el organismo.
“La gestión de Oscar Thomas ha sido larga. Pero ha cumplido con un hito muy importante que fue la terminación de Yacyretá para trabajar a plena potencia. Es un mérito del gobierno anterior y de la gestión de Oscar Thomas”, declaró Schiavoni a poco de asumir en 2016.
El presidente nacional del PRO, que aspira a ser candidato a gobernador en Misiones, no presentó ninguna denuncia penal derivada de la gestión de Thomas.
Ahora, el renovador-kirchnerista apareció con un pedido de detención de Bonadio y una acusación en los cuadernos por varios millones de dólares entregados al detenido Barata.
Thomas buscó, conocido aún su paradero, ganar tiempo. El día que surgió el escándalo, no sabía siquiera el tenor del expediente y envió un mensaje a los medios de comunicación mediante dos personas allegadas, que se iba a presentar. Paralelamente, buscó por esas primeras horas un abogado que lo defienda y averigüe mayores datos.
Al día siguiente no se supo nada más de él, apareciendo múltiples versiones de su destino: para TN y Clarín estaba en un país árabe. Para La Nación estaba aún en el país porque “no hizo migraciones”. Lo raro es que ni la Federal ni Gendarmería en Misiones recibieron un pedido para detenerlo en la madrugada donde apresaron a los demás acusados ni hasta el viernes pasado.
¿Habrá especulado Thomas sobre la caída de la causa porque los cuadernos no aparecieron? La ratificación de prisión para exfuncionarios y empresarios respondió a esa hipótesis sostenida por varios kirchneristas misioneros. Reforzado por los testimonios de los “arrepentidos”.
Por ahora no se sabe quién representa legalmente al misionero, ni su estrategia, ni su versión ante la causa. Sólo hay silencio del acusado y su entorno.
Muchas dudas
Como en muchos otros debates argentinos, la falta de credibilidad en la Justicia federal, en los políticos (los viejos y los que se presentaban como el cambio), una causa como la de los cuadernos provoca desconfianza respecto al fin de la investigación.
Especialmente en tiempos preelectorales (a nadie escapa la relación de los Poderes que distan mucho de la independencia declamada); y económicamente difíciles de inflación, recesión, tarifazos, paritarias atrasadas, de volatilidad cambiaria.
No es la primera vez que los temas judiciales llegan para poner el foco de la opinión pública en otras cuestiones que no sean los económicos. Y después quedan sólo “escritos” judiciales. La nada misma.
Cuando pase el temblor, con el tiempo y las acciones, se podrá ver con claridad el fin verdadero de todo lo que viene sucediendo desde hace unos días.