“Voy a seguir hasta que Dios quiera. Mientras pueda voy a ayudar a los demás con esta emisora que pude levantar con la colaboración de un amigo y la comunidad”, aseguró.
La fe indica que “Dios te quita por un lado y te da por el otro”. O “que somos instrumento de Dios”. Juan Pereyra es caso que se puede ajustar a cualquiera de estas dos premisas. Un día de verano estaba trabajando con sus hermanos en un obraje maderero, en la zona de Moconá, y un accidente laboral le hizo perder la movilidad de ambas piernas, que con el tiempo le fueron amputadas. Pero con el acompañamiento de sus familiares, amigos y la comunidad pudo superar sus limitaciones y hoy está para quienes lo necesitan.
Aún recuerda aquel día trágico. “Era en febrero, hacía mucho calor y estábamos con dos hermanos trabajando en la zona de Moconá, cerca del paraje Mesa Redonda. Comenzó a llover después del mediodía y en vez de ir al campamento decidimos tumbar un última cañafístola en esa parte del monte. Uno de ellos volteó el árbol y quedó enganchado por otro. Yo fui con la motosierra a cortar unos gajos para que termine de caer. Mi hermano me gritaba, pero por el ruido de la lluvia y la motosierra no escuché y el árbol cayó arriba mío”, dijo.
Y continuó: “Uno de mis hermanos me sacó, me levantó en el hombro y corrió hacia el zanello para llevarme hasta el camión. Decía ‘no voy a dejar que se muera acá, en el medio del monte’. Como el camión no podía salir por el barro con el zanello lo arrastraban. Eran las 14 cuando me accidenté y llegamos a la noche a San Pedro. Me llevaron al hospital de Eldorado donde estuve unos días y después a Posadas. Luego a Resistencia, a un hospital con especialistas en columna para que me recupere, decían que iba a poder caminar. Los días y meses pasaron y no pude recuperar el movimiento de las piernas. Así volví a Colonia Paraíso, de donde nací y vivo hasta hoy”.
“Tenía 21 años y me quedé paralítico, no sabía qué hacer. Mis padres y hermanos me ayudaban. Los amigos también trataban de darme una mano. Pero eran mi mamá y mi papá quienes me daban todo lo que podían. Yo tampoco quería pedir mucho y así pase unos cuantos años de mi vida. Mi padre me pasó parte de su pensión y después de que murió mi mama siguió conmigo. Pero siempre trataba de hacer cosas para seguir adelante solo. También hacía cosas para la comunidad. Siempre me gustó el fútbol, entonces era lo que me mantenía ocupado.
Fui muchos años presidente de la Liga de Colonia Paraíso”, contó sobre cómo fueron pasando los años.
La situación física de Juan despertó mucha amistad entre sus vecinos. Nació en la pequeña localidad a doce kilómetros de San Pedro y vivió toda su vida allí. Uno de los amigos que “recibió” por trabajar por el pueblito fue la de Darío Noremberg, maestro en una escuela en una colonia cercana, que atajaba en un equipo de la liga y que lo alentó a montar la radio.
Noremberg se acercó a la radio en la escuela donde trabajaba, “me di cuenta que era una herramienta social muy importante. Juan siempre estuvo metido en la política, hablaba por micrófono y animaba los actos, siempre buscaba dar una mano a los que necesitaban. Entonces le di la idea. Yo no sabía mucho y él tampoco, pero con su incapacidad veía que era algo que podía hacer para salir adelante. Hoy es una radio muy importante y le permite ayudar”, destacó el maestro.
Sentado en el corredor de su casa y acompañado por su incondicional vecino, Juan recordó que “tanto me hincho Darío con el tema de la radio que decidí hacerle caso. Yo no tenía plata para nada, sólo disponía de la pensión. Fui al banco, hablé con el gerente, le conté mi idea y le pareció bien. Le pedí 4 mil pesos, había hecho un presupuesto bastante ajustado porque no quería meterme mucho en cuentas, me sugirió que sacara 6 mil, pero no quise. Así fue como que encargué los equipos necesarios para comenzar y el 4 de agosto de 2006 empecé a transmitir”.
Pero aquí no terminan las anécdotas de Juan. “El presupuesto no incluía la antena. Entonces los primeros días pusimos los dipolos en una tacuara alta, pero no me convencía, entonces conseguí con un vecino un palo de eucalipto de 19 metros y lo colocamos al costado de la casa. El equipo de trasmisión era de cien vatios, cuando cumplí un año con la radio pude renovar todos los equipos, puse una potencia de trescientos vatios y una antena de cuarenta metros. Los colonos y vecinos me acercaban CD con música porque yo no tenía”, dijo.
Ya al primer mes de existencia FM Sol de Paraíso tuvo su primera cruzada solidaria. Una señora de la zona estaba internada en el SAMIC de Eldorado y su esposo pidió a Juan colaboración. “Pasé la grabación y comenzaron a entrar llamados y mensajes ofreciendo 1, 2, 5 pesos y así juntamos para la familia Martins. Así nació mi radio y así sigo ayudando a mis vecinos y a todos los que necesitan una mano. Ahora mismo tengo el pedido de una señora que se quebró la cadera y necesita una prótesis que cuesta 61 mil pesos”, mencionó.
“Yo colaboro con la gente, pero los verdaderos solidarios son ellos mismos. Yo hago una campaña y son ellos los que colaboran por su vecino que está enfermo, que se le quemó la casa o le pasó algo y necesita ayuda. A lo mejor algún día el que colaboró con los otros, necesite de una mano y lo reciba. Yo presto el medio, hago un acta, anoto todo lo que traen y hago firmar a quienes reciben. Todo transparente”, afirmó.
“Perdí todas mis funciones inferiores y no puedo tener hijos, pero cuando tuve el accidente mi novia estaba embarazada de dos meses y tuvo un varón. Hoy la vida me regaló un hijo y ahora dos nietos, puedo compartir con una familia. Esa es la felicidad más grande que tengo”, reconoció con lágrimas en los ojos.
Pero la bienaventuranza no estuvo siempre presente. “Estuve muy mal y muchas veces quería dejarme morir. Cuando quedé paralítico los psicólogos y otros profesionales me trataron. Pero no fue fácil. Había momentos en que me dejaba estar, con el apoyo de mis padres, hermanos y mis amigos seguía adelante. En 2011 me sacaron la segunda pierna. Me caí y me quebré un hueso y por testarudo no quería ir al médico. Creía que tenía que curarme solo”, mencionó y pensando en el futuro aduce: “Voy a seguir hasta que Dios quiera. Mientras pueda voy a ayudar a los demás con esta emisora de radio que pude formar con la ayuda de un amigo y la comunidad. Es una misión que tengo y la asumí”.
Gran fiesta gran
El 4 de agosto se va a celebrar el aniversario de FM Sol de Paraíso en el patio de la casa de Juan Pereyra, en Colonia Paraíso, durante todo el día. Van a actuar músicos locales y de la región. Se va a correr una maratón que ya tiene más de 400 inscriptos, habrá peloteros para los chicos y una gran comida comunitaria. “Todos los años festejo el aniversario de la radio. La gente, mis vecinos ya saben y vienen. Este año no pensaba en algo muy grande, pero me alentaron a hacer algo donde participen todos. Por eso mi amigo Darío Noremberg y el director del BOP 104 planearon la Maratón Aniversario de FM Sol”.