La “narcoabuela” misionera detenida en Córdoba después de caer con 118 kilos de marihuana utilizando como ardid a su propia nieta enferma, sufrió en los últimos días un nuevo revés de la Justicia Federal, que le rechazó un pedido de prisión domiciliaria que había presentado, paradójicamente, para cuidar a la misma pequeña de un año y medio con la que viajaba cuando fue descubierta.
La insólita solicitud de la mujer, de 46 años y con último domicilio en la chacra 122 de Posadas, no encontró asidero ni ante el Juzgado Federal de San Francisco ni ante la Cámara Federal de Córdoba, que confirmó el rechazó a la prisión domiciliaria resuelto en primera instancia por el juez Mario Eugenio Garzón, al frente de la pesquisa.
La “narcoabuela” permanecerá así tras las rejas, a la espera de que la causa llegue a debate oral y público, imputada por el delito de “transporte de estupefacientes” en calidad de “coautora”. El otro “coautor”, también detenido, es su expareja, un hombre también misionero que igualmente está tras las rejas y procesado en Córdoba.
Además de aquello, se supo que la misionera también enfrenta otra causa por narcotráfico que debe llegar a juicio en los próximos meses. Esa investigación está radicada en la Justicia Federal de Buenos Aires, donde está procesada por el delito de “tráfico de estupefacientes agravado por la participación de tres o más personas”, aunque en calidad de “partícipe secundaria”.
Un ardid que no funcionó
El expediente en contra de la “narcoabuela” se inició en la noche del martes 3 de octubre de 2017, cuando efectivos de Gendarmería Nacional interceptaron el traslado de una camioneta Toyota Hilux SW4 radicada en la localidad correntina de Ituzaingó. La misma circulaba por la ruta nacional 158, cerca de San Francisco, en Córdoba.
Al momento de ser requisada, los gendarmes se encontraron con un misionero que conducía el vehículo y, en la butaca trasera, la “narcoabuela” y su nieta, de un año y medio, quien ostentaba un “visible orificio propio de una traqueotomía”.
La mujer aseguró que viajaban hacia la ciudad de Córdoba para un turno médico de atención a la pequeña. Sin embargo, a la hora de profundizar sobre ese argumento, entró en contradicciones que hicieron caer su plan.
Rápidamente los uniformados detectaron tornillos de diferente antigüedad y “puntos” de soldadura extraños en el chasis. No tardaron en descubrir un “doble fondo” en el que viajaban 126 “ladrillos” de marihuana que arrojaron un peso total de 118,370 kilogramos del estupefaciente.
La “narcoabuela” y quien resultó ser su expareja terminaron detenidos, mientras que la pequeña fue trasladada de regreso a Posadas, donde quedó al cuidado de su madre, hija de la detenida.
Durante la instrucción, el conductor de la camioneta se responsabilizó por el estupefaciente, aunque las pruebas no lograron que la “narcoabuela” quedara despegada del hecho. Entre otras cosas, su propia hija, desde Posadas, declaró no saber del viaje a Córdoba y asegurar que su madre le había dicho que llevaría a la pequeña de paseo por sólo dos días.
Presentación y rechazo
El dúo fue procesado y, entonces, ambos solicitaron la excarcelación, que les fue denegada. En el caso de la mujer, pesó la otra causa por narcotráfico que posee en Buenos Aires.
Sin embargo, en mayo último la “narcoabuela” insistió mediante su defensa y pidió el beneficio de la prisión domiciliaria mediante la utilización de una tobillera electrónica. Argumentó que era imperioso su regreso a Posadas para cuidar de su nieta, casualmente la misma que habría utilizado para eludir el accionar de las autoridades, en razón de que su hija estaba a punto de dar a luz y no había quien para cuidar a la menor.
Ante la situación, la Justicia Federal de Córdoba ordenó un informe socioambiental a realizarse en la chacra 122 de Posadas, que, en síntesis, le fue desfavorable a la “narcoabuela”. Ese documento concluyó que la hija de la detenida se estaba haciendo cargo correctamente de la pequeña y que, en caso de sufrir problemas en su embarazo y posterior parto, una de sus hermanas se encontraba a disposición e incluso entrenada por el equipo médico del Hospital Garrahan de Buenos Aires- para atenderla con su dolencia.
Aquel informe significó, primeramente, la negativa del Ministerio Público Fiscal ante el requerimiento de la mujer y del propio Juzgado Federal a cargo del caso. Más tarde, la propia Cámara Federal de Córdoba entendió lo propio y ratificó el rechazo. El llamativo argumento de cuidar a la misma pequeña que hace medio año utilizó para transportar droga no hizo mella en las autoridades judiciales que llevan su caso.