Afirman algunos maestros y escritores hebreos que entre el cielo y la tierra, o, mejor dicho, mitad en el uno y mitad en la otra, vive cierto gallo selvático que, asentándose con los pies sobre nuestro globo, toca con la cresta y con el pico el cielo. Este gallo además de las varias particularidades que acerca de él pueden leerse en los autores aludidos, tiene uso de razón o bien.
Como el papagallo ha sido amaestrado, ignoro por quién, para preferir palabras al estilo de persona; porque se ha encontrado en pergaminos antiguos, escrito con caracteres hebraicos.
No sin mucho trabajo he llegado por fin a entender y a interpretar en lengua vulgar el canto matutino del gallo silvestre, como a continuación ha de verse.
No me ha sido posible averiguar por ahora si este cántico se repite por el gallo de vez en vez, o todas las mañanas o si fue cantado una sola vez ni quién lo oye cantar o lo ha oído ni si esa lengua es la propia del gallo o el cántico nos ha sido transmitido en cualquier otra lengua, en cuanto se refiere a la interpretación que con toda felicidad posible -lo que me ha costado también no poco trabajo- me ha parecido conveniente la prosa con preferencia al verso, por más que se trate de una cosa poética; original al uso de las lenguas y máximas de los poetas de Oriente.
Haiku
Al amanecer
El deseo de pulsar
Canto de Oriente
Colabora
Aurora Bitón
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