ESTADOS UNIDOS (HealthDay News). “Si desea vivir mucho, acentúe lo positivo y ríase”, aconsejan investigadores que hallaron que las personas longevas con frecuencia son extravertidos que aceptan al mundo con entusiasmo desde una perspectiva optimista.Los hallazgos provienen del Proyecto de genes de la longevidad, iniciado por el Colegio de Medicina Albert Einstein, en Nueva York. Todos los participantes del estudio tenían más de 95 años, y todos eran de ascendencia judía.“Realmente no estábamos seguros de qué les había permitido llegar a su edad avanzada”, admitió el coautor del estudio, el doctor Nir Barzilai, director del Instituto Einstein de Investigación sobre el Envejecimiento y presidente de su división de Investigación sobre el Envejecimiento. “¿Se debía a su personalidad o a algo de su genética?”.“Nuestros hallazgos de que estos abuelos comparten rasgos de personalidad tan positivos sugieren que podrían asociarse con la longevidad”, añadió. Sin embargo, Barzilai anotó que “el mensaje principal del estudio es que aunque estos centenarios tienen una personalidad alegre y entusiasta, no siempre fue así”, lo que abre las puertas a la idea de que nunca es demasiado tarde para adoptar un espíritu “optimista”.El estudioEn Estados unidos viven unos 53 mil personas con alrededor de cien años. Pero no se sabe exactamente en qué forma la genética tiene que ver con la ecuación de la longevidad, al igual que la forma en que las predisposiciones genéticas podrían favorecer a ciertos rasgos de la personalidad que podrían afectar al proceso del envejecimiento.Para abordar esa cuestión, los autores desarrollaron un cuestionario para evaluar la evidencia de rasgos claves de la personalidad. Entonces, se administró a 243 personas de casi cien años. Tres cuartas partes eran mujeres, y todos compartían la misma etnia, lo que permitió al equipo realizar comparaciones de personalidad entre individuos genéticamente similares.Sin estrésEl resultado: se halló que la mayoría de las personas eran relajadas, amistosas, escrupulosas y optimistas sobre la vida. Los autores dijeron que algo importante es que se observó que una risa fácil y una vida social activa eran la norma del grupo, mientras que el neuroticismo era la excepción notable. Además, con más frecuencia compartían sus sentimientos según surgían, en lugar de reprimirlos o evitarlos. “Los que tienen un neuroticismo alto tienden a mortificarse con las cosas y a internalizar el estrés en lugar de dejarlo ir”, anotó Thomas Perls, director del Estudio de centenarios de Nueva Inglaterra del Centro Médico de la Universidad de Boston. “Esto se puede traducir en un aumento en el riesgo de enfermedad cardiovascular. Una extraversión alta podría llevar a una mejor capacidad de establecer redes de respaldo social, que son muy buenas para los ancianos, y a la participación cognitiva”.“Estos estudios muestran que las personas deben hacer lo que puedan por manejar el estrés”, añadió Perls. “Usualmente, las personas saben qué actividades les ayudan a aliviar el estrés, como actividad física, yoga, tai chi, reírse mucho, leer o actividades artísticas. Y, por supuesto, dormir lo suficiente”, agregó.





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