La XI Jornadas Internacionales de Enfermedades Transmisibles y las VII Jornadas Internacionales de Salud y Educación comenzaron ayer en el aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas Químicas y Naturales (FCEQyN) de la Universidad Nacional de Misiones. Hubo palabras alusivas de parte del vicedecano de la FCEQyN, el Dr. José Herrera, del vicerrector de la Universidad Nacional de Misiones, el ingeniero Fernando Kramer, de Jorge Deschutter, presidente del Comité Ejecutivo de Desarrollo e Innovación Tecnológica (CEDIT) y de la ministra de Educación de la provincia, magíster Ivonne Aquino. La primera serie de disertaciones se desarrolló entre el aula magna de la Facultad de Exactas y el Hotel Continental de nuestra ciudad. La jornada comenzó con la exposición del Dr. Diego Torrús Tendero, quien posee un posgrado en enfermedades tropicales y quien además es investigador y docente de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, España. Consultado por PRIMERA EDICIÓN sobre el encuentro, el experto explicó que desde 1997 mantienen un vínculo con la Universidad Nacional de Misiones. “A raíz de ello han surgido diferentes trabajos como tesis doctorales con trabajos de campo realizados en Misiones en conjunto con la Universidad Miguel Hernández”, subrayóDestacó que este tipo de encuentros son esenciales para aportar, intercambiar y contrastar información e investigaciones, para formar redes de colaboración en la lucha contra las enfermedades vectoriales. “En las últimas décadas ha habido avances importantes en lo que respecta a la biología molecular, tanto para el estudio de los virus como de los vectores. Uno de esos resultados se dio en el caso del dengue, puesto que se desarrolló una vacuna que ya se está aplicando en algunos países”. Por otra parte, valoró los avances que ha habido en los últimos años en cuanto a los diagnósticos para detectar enfermedades como la leishmaniasis. “Esto fundamentalmente tiene que ver con técnicas de PCR”, con las cuales resulta mucho más fácil identificar con alta probabilidad, virus o bacterias causantes de una enfermedad.Resaltó que en cuanto a los tratamiento de la leishmaniasis visceral ha habido bastantes avances. “El problema es que el fármaco más eficaz, la Anfotericina B Lipozomal, muchos países aún no lo han incluido en sus políticas de tratamiento, por su alto costo. Aún así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) firmó un convenio con la empresa farmacéutica que la fabrica, de tal manera que se la ha empezado a distribuir en los países más pobres del continente africano, India y algunos otros de Asia, a un valor muchísimo más barato. Su eficacia para la leishmaniasis visceral es muy alta si la persona no tiene una inmunodeficiencia severa”, explicó. Al respecto de esta temática, Raquel Ruiz, docente e investigadora de Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), comentó en diálogo con este diario que en el caso de un perro que tenga leishmaniasis y reciba una medicación, no hay un criterio veterinario unificado sobre si ese animal va a continuar como reservorio de la enfermedad. “Algunos pueden tener una multiplicación alta de parásitos con alta presencia en sangre, por lo que va a haber mucha más probabilidad de que si lo pica un flebótomo se lleve la leishmaniasis y la transmita a otros perros. En cambio, si la parasitemia es baja, la ‘probabilidad’ es menor. Pero no se puede ser categórico para afirmar que no va a contagiar”, indicó la profesional.
Discussion about this post