APÓSTOLES. Nacido y criado en el barrio Chaquito, de Apóstoles, Francisco “Tigre” De Jesús (52) fue la primera persona en instalarse en el barrio Chezny, hoy un conglomerado con más de 650 familias, sumido en proceso de urbanización que empieza a dar sus primeros pasos. “Estos lotes eran de Ricardo Chezny, un hombre que en su campo buscó y sacó un tesoro, oro, con eso se compró un aserradero. Yo llego en octubre de 1989, cuando todo era monte. Limpié todo de octubre a diciembre. Con hacha, machete, pala, matando víboras y otros bichos, dejé el lugar bien limpio y armé mi casita, en la que me instalé a criar solo a los ocho hijos que tenía con mi primera mujer” cuenta el Tigre, personaje popular del barrio, que pasó por una docena de oficios en su vida, y que hoy sigue viviendo en el Chezny, donde se dedica a distintas disciplinas, como la carpintería, el curanderismo, las artesanías y la música, entre otras. “Yo llegué a este lugar porque estaba viviendo con mi mujer, pero ella se largó a la bebida, empezó a tener un comportamiento muy inadecuado, se iba con otros hombres, entonces agarré a mis hijos y los traje acá. Fui el primero en llegar. Después empezó a llegar más gente y así empezó a poblarse, aunque la mayoría de la gente que llegó al barrio vino en los últimos años”, indicó De Jesús. Oro“Debajo de este barrio, no tengo ninguna duda que hay tesoros, que hay oro de los jesuitas” dice De Jesús, quien cuenta con un “detector casero de tesoros” (artefacto construido por él mismo que en un extremo tiene una bala). “A mí no me han contado nada, todo lo que sé es porque conozco bien este lugar, conozco bien Apóstoles y he visto personas sacar tesoros, incluso yo he ayudado a sacarlos en alguna oportunidad. Desde la iglesia San Pedro y San Pablo, hasta esta zona, hay un túnel, en el cual están escondidos esos tesoros. Quienes lo han intentado, lo han encontrado, hay muchas historias; pero no todos, muchos fracasaron”, dijo De Jesús. “De hecho, Ricardo Chezny encontró lingotes de oro aquí cerca, en uno de los extremos del barrio, a una profundidad de unos diez metros”, agregó. Según su testimonio, varias veces lo vinieron a buscar para hacer tareas de detección y búsqueda de oro, aunque bajo juramento de no revelar quiénes ni dónde. Boxeador, domador y guitarreroDe joven, el Tigre supo ser púgil. Primero, de manera callejera y clandestina, hasta llegar a subir un par de veces al ring en peleas oficiales. “Antes, en el Chaquito, se peleaba a mano limpia, por plata. Yo me hice conocido peleando ahí, tumbando muñecos, nadie podía conmigo entonces. Me tenían que agarrar entre varios para poder pegarme. Seguí un tiempo más con el boxeo amateur, por eso tengo esta nariz, pero después dejé”, relató el hombre. Además, fue domador de caballos. “Me hice jinete porque manejaba caballos desde niños. De ahí viene mi apodo, Tigre, por la forma en que domaba y porque cuando caía, lo hacía parado”, recordó.La música, es otra de las pasiones que abrazó y abraza este vecino: “toco guitarra, armónica y canto. Canto en polaco, guaraní, portugués; chamamé, polka, de todo. Y canto en la radio Chimiray todos los domingos”. CuranderoEn una de las habitaciones de la vivienda de Tigre, hay una mesa con distintos elementos y estampas religiosas, con las que el hombre hace su trabajo de curandero. El origen de su incursión en el curanderismo tiene relación con una terrible tragedia. “Mi hermano mató a mi madre. Y antes de morir, mamá, que era curandera y aborigen, me traspasó sus dotes. Desde joven entonces, curo gente, he curado todo tipo de males, viene a buscarme todo tipo de personas, hasta de otras provincias”, contó Tigre, aunque aclaró que “sólo curo y busco la solución de problemas a través de Dios, y del don que mi madre me heredó. No hago macumbas, pero sí hay gente ojeada o que tiene una maldición encima, ayudo a sacárselas”. Consultado sobre el proceso de urbanización que lentamente asoma en el barrio del cual él es el primer habitante, De Jesús dijo que “es muy bueno que ahora se avance con el progreso, acá la gente sufre mucho por la falta de servicios, pero hay que reconocer que cuando fue la gestión de José Cura, nos querían echar, querían comprar estos lotes para hacer criaderos de peces y sacarnos de acá; hasta llegaron a amenazarnos con que traerían una topadora. Si llegaba a venir esa topadora, sacando al chofer que es un laburante, le íbamos a prender fuego, no íbamos a permitir que se nos deje en la calle”.





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