La designación de Rodrigo Correa como representante del Poder Ejecutivo Nacional ante el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) luego de más de dos años de acefalía, generó expectativa y un moderado alivio entre los productores yerbateros, que coinciden en que se trata de un paso necesario, aunque insuficiente si no se recuperan las facultades recortadas al organismo.
Así lo expresaron Julio Petterson y Jorge Skripczuk, productores misioneros que dialogaron con FM 89.3 Santa María de las Misiones, quienes destacaron la importancia de volver a tener una autoridad formal, pero marcaron límites claros al alcance de la gestión si no se revierten los recortes impulsados por el Gobierno nacional.
Petterson sostuvo que la designación genera “un viento de alivio” y permite retomar el trabajo institucional, aunque describió al INYM actual como un organismo “sin brazos y sin piernas” tras la eliminación de artículos centrales de su ley de creación. En ese contexto, afirmó que el desafío será “armar una prótesis” para que el instituto vuelva a funcionar dentro del esquema de libre mercado, pero con garantías mínimas para los productores, especialmente en materia de precio.
Uno de los puntos centrales de su planteo fue la calidad del producto, al advertir que gran parte de la industria prioriza cantidad por sobre estándares. “Hay que producir calidad, porque la calidad nos va a dar garantía de precio”, remarcó, y cuestionó los porcentajes permitidos de palo, polvo y hierbas en la yerba mate, al señalar que el consumidor no tolera más del 15%, pese a que hoy se habilitan valores mucho mayores.
Según explicó, corregir esos parámetros permitiría reducir los tiempos de estacionamiento, mejorar el producto final y reordenar el sistema yerbatero, con impacto directo en la rentabilidad del sector primario.
Petterson también planteó que, pese a los recortes al INYM, existen márgenes de acción a través de otros organismos, como el ANMAT, y propuso un trabajo tripartito entre Nación, Provincia e instituto, con Correa al frente, para aplicar la normativa vigente y avanzar en controles de calidad.
En la misma línea, Jorge Skripczuk consideró que la designación era un reclamo histórico del sector y la definió como “un gran paso”, aunque pidió prudencia hasta que el nuevo presidente asuma formalmente y se conozca con precisión qué facultades tendrá. “Primero hay que ver qué herramientas le van a dar y después empezar a trabajar”, señaló.
Skripczuk coincidió en que el principal reclamo sigue siendo el precio de la hoja verde, pero reconoció que, con el marco legal actual, será difícil fijar valores de referencia sin una estrategia consensuada. También valoró que Correa sea misionero y conozca la realidad productiva local, lo que consideró una ventaja frente a la posibilidad de una intervención externa.
Ambos productores describieron un clima de expectativa mezclada con incertidumbre entre los yerbateros, con muchas consultas y escasa información concreta. En ese sentido, remarcaron la necesidad de una reunión urgente con el nuevo titular del INYM, una vez oficializada su asunción, para definir una agenda que incluya precio, control en campo, presencia efectiva del instituto y ordenamiento de la oferta.
Finalmente, Petterson advirtió que, si el sector busca recuperar plenamente la institucionalidad del INYM, el camino será también el judicial. “Ya tuvimos fallos favorables y habrá que volver a la vía legal para ganarle a la Nación”, sostuvo, al señalar que solo así el organismo podrá volver a contar con las herramientas necesarias para proteger a los productores.
El desafío de Correa
Correa asume con un mandato ad honorem, lo que subraya la delicadeza del cargo y el mensaje de austeridad del Gobierno central. Deberá sentarse a negociar con productores, industriales y el Gobierno provincial, teniendo solo una carta de presentación: el fin de la acefalía y el respaldo del Poder Ejecutivo.
La incertidumbre es palpable. La palabra que más se repite en las conversaciones es “esperar”. Como bien señaló Skripczuk, “hay mucha inquietud, falta mucha información.”
El sector espera una mesa de diálogo urgente. Los productores reclaman precio; el Gobierno defiende la desregulación. La capacidad de Rodrigo Correa para encontrar una zona gris de acción -posiblemente enfocada en el control de calidad y el reordenamiento del mercado interno- será el barómetro para medir si su designación es un “alivio” administrativo o el inicio de una verdadera solución a la crisis de la yerba mate.




