Las inyecciones para adelgazar, que antes se usaban para tratar la diabetes tipo 2, están ganando mucha popularidad. Estos medicamentos, como la semaglutida y la tirzepatida, ayudan a bajar de peso porque imitan una hormona intestinal que controla el apetito y la producción de insulina. Al ralentizar la digestión y generar sensación de saciedad, hacen que las personas coman menos y pierdan peso.
Sin embargo, aunque son muy efectivos, no están exentos de riesgos. La endocrinóloga Meera Shah adviertió que “al menos el 10% de los pacientes abandonan el tratamiento por la intensidad de los efectos adversos”.
Entre estos efectos están:
- náuseas
- vómitos
- diarrea
- dolor abdominal
- pancreatitis
- riesgo de tumores de tiroides
La psicóloga Laurie Keefer explicó que estos síntomas pueden afectar la salud mental: “estos síntomas pueden generar ansiedad, aislamiento social y depresión, en lo que describió como un círculo vicioso entre el intestino y el cerebro”. Además, algunos pacientes han presentado desnutrición porque pierden el apetito y no logran cubrir sus necesidades nutricionales.
El uso de estos medicamentos para adelgazar se disparó después de que celebridades como Elon Musk los usaran, lo que provocó escasez en farmacias de varios países. En Argentina, la ANMAT solo autorizó estos fármacos para tratar la diabetes tipo 2, pero su uso para bajar de peso crece sin control.
Un estudio reciente publicado en Nature Medicine analizó a más de 2,4 millones de pacientes en el mundo y mostró que, aunque estos medicamentos reducen ciertos riesgos como enfermedades cardiovasculares y Alzheimer, también pueden causar problemas graves. El epidemiólogo Ziyad Al-Aly, autor del estudio, remarcó que “estos fármacos no están exentos de complicaciones: hipotensión, problemas del sueño, dolores articulares y gastrointestinales, insuficiencia renal y pancreatitis, entre otros”.
En Argentina, donde el 41% de los menores de 18 años tiene sobrepeso u obesidad, los especialistas insisten en que estos medicamentos no son una solución rápida. La doctora Ana Cappelletti, especialista en obesidad, afirmó que “usar estos medicamentos por poco tiempo es tan ineficaz como hacer una dieta exprés”. La obesidad es una enfermedad crónica que necesita un tratamiento sostenido.
Aunque estos fármacos abren un mercado muy lucrativo para los laboratorios, advierten que aumentan los riesgos de automedicación y efectos secundarios graves. Por eso, los expertos recomiendan que su uso sea siempre bajo control médico y dentro de un plan integral para tratar la obesidad.
Fuente: Bae Negocios










