Sin duda, la lechuga es una verdura de las más populares. Se trata de un alimento de hoja verde que no puede faltar en la huerta.
La lechuga es un cultivo que prefiere las temperaturas frescas y una sombra ligera. No obstante, crece más rápido en zonas a pleno sol. Los suelos ricos en nutrientes son esenciales para el cultivo de lechugas, debido a la cantidad de nitrógeno y potasio que requiere.
Si bien esta hortaliza suele adaptarse a climas frescos y prefiere la humedad, para la temporada de otoño-invierno hay que tener cierto cuidado por el frío, ya que las bajas temperaturas pueden provocar daños en sus hojas, sobre todo en época donde el enfriamiento es más severo, con heladas.
Tierra y germinación
La lechuga crece mejor en aquellos suelos que tengan buen drenaje y abono con nutrientes. Podés emplear humus, lo que actuará como esponja y ayuda a retener el agua. No es recomendable realizar los cultivos de lechuga en terrenos secos o arcillosos. Si en casa tenés un suelo de estas características, podés agregar compost casero o estiércol natural de animal herbívoro.
La lechuga es una verdura que puede adaptar su crecimiento a macetas y cajones. Para un mejor desarrollo, es recomendable ubicarla en una zona fresca, para acelerar el proceso de germinado. La tierra debe contar con buena humedad.
A la hora de sembrar, tener en cuenta el espacio entre cada ejemplar. Lo mejor es que estén en hilera y a una distancia de 30 cm entre una y la otra.
En cuanto al ambiente ideal para la lechuga, se puede realizar el plantado tanto en la primavera, verano, otoño e invierno, si estás dentro de una región de clima templado. Mientras que los cultivos de invierno, tienen que ser plantados en otoño, y hacerlo preferentemente con protección para el frío, dentro de pequeños invernaderos que la cubrirán de las heladas de la temporada.
La lechuga puede crecer en lugar con sombra. Se debe cuidarla del sol directo e intenso. Esta planta crece mejor en climas frescos y con suelo húmedo.
Cómo plantar
Tanto la siembra directa como el trasplante de la planta de lechuga son opciones viables para los agricultores. Cuando siembre directamente, la profundidad de siembra de la lechuga debe ser aproximadamente de 0,66 cm. La dosis de siembra estándar es de 800-1000 g/ha de semillas.
El trasplante es una forma eficaz de proteger las plántulas de las temperaturas extremas. Siembre el cultivo en el interior y trasplántelo al campo unas dos semanas después de la última helada de primavera. Si desea cultivar lechuga durante el verano, trasplante las plántulas cuando haya pasado la ola de calor. En lo que respecta a la distancia de siembra de la lechuga, la regla general es de 18-30 cm entre plantas de una misma hilera y 27-60 cm entre hileras.

Riego
La humedad en el suelo es básica para que se desarrolle de manera óptima. Controlando un riego moderado diario, podremos lograr un suelo ideal. De esta manera lograremos un cultivo mucho más tierno.
Mantillo generoso
Cubrir con mantillo orgánico (desde virutas de madera hasta restos de césped) es beneficioso para el proceso de crecimiento de la lechuga. Extienda una capa de 5 a 8 cm alrededor del cultivo, espaciándola ligeramente para evitar la podredumbre del cultivo. El mantillo sirve para varias cosas:
- Retiene la humedad del suelo;
- Refresca el suelo;
- Impide que crezca la maleza;
- Mejora las propiedades físicas del suelo y potencia su actividad biológica.
- Mantiene las hojas limpias al reducir las salpicaduras de suciedad durante el riego.
Fertilización equilibrada
Para obtener cosechas sanas y robustas, se recomienda realizar análisis del suelo antes de empezar con el manejo agronómico de la lechuga. Como el cultivo de lechuga crece rápidamente, muchos agricultores solo aplican fertilizante una vez, aproximadamente tres semanas después del trasplante del cultivo. También pueden esperar a que el cultivo alcance cierta altura antes de abonar.
Los fertilizantes granulados con proporciones NPK equilibradas, como 10-10-10 o 5-5-5, son los más comunes en el cultivo de lechuga. Los granos no deben tocar las plantas debido al alto riesgo de quemadura.
Cuando se requiere una absorción más rápida de los nutrientes, los fertilizantes líquidos suministrados mediante sistemas de fertirrigación son más eficaces que los fertilizantes granulados.
Teniendo en cuenta los requerimientos nutricionales del cultivo de lechuga, puede optimizar la asignación de insumos en sus campos de cultivo utilizando aplicaciones de tasa variable (VRA): aplicar más fertilizante en las zonas con un nivel de vegetación baja y menos en las zonas con un nivel medio-alto.
Recolección
La lechuga no debe ser almacenada. Se saca seccionando las hojas verdes desde el tallo hacia arriba, con un cuchillo con filo, dejando la zona de la raíz y medio tallo en tierra. Así podrá seguir creciendo, sin necesidad de ser nuevamente plantada.


















