Cada 3 de agosto se celebra el Día Internacional de la Planificación Familiar, una fecha con la que se intenta explicar a nivel mundial los efectos y consecuencias de no usar los métodos de control de natalidad correctamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pretende que en este día se informe y lleguen a todos los rincones del mundo los métodos y técnicas posibles de utilización que hoy en día existen para evitar que se produzcan embarazos no deseados.
Existe un gran número de métodos y técnicas para conseguir y lograr una eficacia bastante alta de fiabilidad.
Según la OMS, en 2021 (últimos datos disponibles) había 1.900 millones de mujeres en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) en el mundo, de las cuales 1.100 millones precisaban planificación familiar. De ellas, 874 millones utilizaban métodos anticonceptivos y 164 millones tenían necesidades desatendidas en materia de anticoncepción.
De esta forma, el porcentaje de mujeres en edad reproductiva con las necesidades de planificación familiar satisfechas con métodos modernos era del 77% a nivel mundial en 2021, casi un 10% más que en 1990, pero en el África subsahariana esta cifra se reducía al 56% y en 41 países de todo el mundo el porcentaje está por debajo del 50%.
Los preservativos son el único método anticonceptivo que puede evitar tanto el embarazo como la transmisión de infecciones de transmisión sexual, incluida la causada por el VIH. El uso de anticonceptivos fomenta el derecho de las personas a decidir el número de hijos que desean tener y el intervalo entre los embarazos.
“Garantizar que todas las personas tengan acceso a sus métodos anticonceptivos preferidos refuerza varios derechos humanos, incluidos el derecho a la vida y a la libertad; la libertad de opinión y expresión, y el derecho al trabajo y a la educación, además de reportar importantes beneficios para la salud y de otros tipos”, remarca la OMS.
Además, el uso de anticonceptivos previene en las mujeres los riesgos para la salud relacionados con el embarazo, sobre todo en las adolescentes y disminuye la tasa de mortalidad infantil. También brinda una serie de beneficios potenciales no relacionados con la salud que incluyen mayores oportunidades de educación y más autonomía para las mujeres, así como crecimiento demográfico y desarrollo económico sostenibles para los países.
El concepto de planificación familiar debería de comenzar en las escuelas, donde los niños aprendan desde pequeños educación familiar, el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual así como conocer las técnicas de cómo se debe de evitar un embarazo no deseado.








