El joven de 27 años denunciado por medio centenar de presuntos damnificados con falsas promesas de adjudicación de viviendas del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA) se amparó ayer en su derecho de guardar silencio y se abstuvo de declarar ante el juez de Instrucción 6, Ricardo Balor, que lo investiga por el delito de “defraudación o estafas”.
Acompañado por su defensor particular, no respondió en la indagatoria ayer por la mañana y se le notificó que continuará detenido, al menos, hasta que se defina la excarcelación extraordinaria que solicitó y que se corrió para la opinión fiscal.
De todas maneras, el pedido para que comparezca en otros tres juzgados posadeños sigue vigente. El Juzgado de Instrucción 1, a cargo de Marcelo Cardozo, lo requiere por varios casos similares cuyos denunciantes lo vincularon como el gestor o intermediario que se quedó con sus ahorros con los ardides mencionados y publicados por PRIMERA EDICIÓN en exclusiva el viernes 17 de mayo último.
La estafa con “el sueño de la casa propia” consistiría en un presunto gestor “con contactos” en el IPRODHA. Un supuesto intermediario con una sorprendente capacidad de convencimiento y “talento” para generar confianza con una modalidad de trámites que no existe, ya que el Instituto no posee vendedores, gestores o tramitantes.
A cada supuesto adjudicatario, el detenido le habría quitado un monto promedio de 50 mil pesos a cada víctima, comprendiendo diversas modalidades de pago, incluso hasta depósitos en casas de transferencia de dinero.
El escándalo saltó a la esfera pública cuando los engañados fueron citados (el jueves 16 de mayo por la noche) en tres puntos de Posadas, para retirar las llaves de sus nuevos hogares.
Pero ninguno tuvo la suerte de recibir siquiera un mensaje o excusa por parte del supuesto actor inmobiliario, que dejó de responder mensajes de textos, atender llamadas y menos aún, regresar a su domicilio declarado en A3-2.
Las familias que se encontraron frente al club Alemán (avenida Corrientes y Santiago del Estero), el club Mitre (La Rioja y Jujuy) y la esquina de las calles Los Jilgueros y Las Lilas en el complejo Itaembé Guazú (zona Oeste) sufrieron la desilusión porque quien los citó había desaparecido con sus ahorros.