Para quien ejerce un cargo de alta dirección dentro de una organización como puede ser una empresa, una de las consecuencias del estrés laboral suele ser la inhibición de la lucidez y la capacidad mental que tanto necesita.
La práctica asidua del Yoga le brinda una ayuda maravillosa, como nos lo explica a continuación el maestro argentino Pablo Barboza:
“Dentro del mundo agitado de los ejecutivos y hombres (y mujeres) de negocios, la práctica del Yoga puede ser una inmejorable opción si Ud. puede sentirlo como una herramienta útil para elevar su rendimiento, porque lo ayuda de modo natural a estar más relajado aún en plena actividad o bajo presión, y a estar más lúcido a la hora de tomar decisiones.
Hasta podrá practicar unos sencillos ejercicios en su propia oficina, generando un paréntesis en sus actividades sin que le tome mucho tiempo y aprovechando elementos como una simple silla.”
Como recomienda el maestro Barboza, al tomarse un descanso yóguico en el lugar de trabajo, Ud. podrá disfrutar y recomponerse para seguir su tarea con más claridad y presencia, porque le bastarán 10 ó 15 minutos para que pueda soltar las presiones causantes del estrés, que puede acarrearle complicaciones a su salud si no es controlado.
El Yoga en la oficina consiste en practicar algunas posturas, algunos pranayamas (respiraciones) y sobre todo relajación, “para que Ud. sienta que puede recuperar el paraíso perdido”.
Y puede que diga: “no es fácil practicar Yoga solo”, pero sí: es posible, sólo necesita el deseo y las ganas para ponerse en marcha. Con cada postura que haga, con cada respiración consciente, Ud. podrá sentirse más liviano, con la mente más clara para centrarse en sus asuntos importantes y con actitud más serena frente a circunstancias adversas.
De este modo, “solamente con ponerle el cuerpo y la mente al Yoga, Ud. puede formar parte de la solución a sus problemas… Sólo con confiar al principio, porque si puede practicar 5 ó 10 minutos cada día, en sólo 10 días de práctica podrá vivenciar lo que le digo… se irá sintiendo mejor y mejor y podrá valorar lo que el Yoga le brinda: ante todo bienestar y armonía, para ir recuperando claridad y enfoque: claridad para discernir y enfoque para resolver lo que se le presente.”
Con ese propósito, el maestro le propone como sencillo recurso que en esa misma silla donde cada día se sienta, ahí mismo Ud. puede practicar utilizando a su favor la energía del Yoga para sentirse bien aquí y ahora, empezando por inhalar profundamente y exhalar sostenidamente para dejar ir el cansancio, repitiendo esto tres veces. Luego, siempre sentado en la silla, permítase flexibilizarse de modo natural dejándose caer suavemente hacia adelante sin forzar, sólo soltando… y muy despacio suba a posición de sentado derecho, luego estírese hacia arriba con sus manos como para empujar el cielo, baje lentamente y repita tres veces.
A continuación, siempre sentado, gire hacia un lado tomándose del respaldo de la silla y torsiónese unos segundos, generando así un estiramiento sobre ese lado, para luego volver lentamente al centro e ir hacia el otro lado, repitiendo tres veces.
Luego de realizar estos kriyas o ejercicios al ritmo de la respiración lenta y pausada, “si puede, tiéndase sobre la alfombra boca arriba y permítase descansar unos instantes… soltar, solamente soltar… permítase ir más allá de su mente, expandiendo su conciencia hacia el infinito y más allá.”
De esta manera quisimos exponer los valiosos consejos del maestro Pablo Barboza para la recuperación física, mental y emocional de ejecutivos y ejecutivas, quienes con la práctica del Yoga podrán estar más relajados aún en plena actividad y sentirse más lúcidos al tomar decisiones, lo que les permitirá comprender que la mente tiene dos aspectos: el intelecto y la mente superior.
Con el primero aprendemos todo lo que ya está hecho. Con la segunda producimos nuestro pensamiento y creamos lo nuevo. Y para desarrollar la mente superior, en la hora del ahora el Yoga nos ayuda con la calma de la meditación a lograr el silencio, ese silencio que nos conecta con la fuente de inspiración que siempre había estado en nosotros. Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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