EL CAIRO, Egipto (Agencias y diarios digitales). Opositores y partidarios del presidente egipcio, Mohamed Mursi, se manifestaron ayer por separado en El Cairo y se enfrentaron duramente en otra ciudad luego de que el mandatario se otorgara amplias potestades, en medio de una creciente polarización en el estratégico país árabe.Las manifestaciones en El Cairo transcurrieron pacíficamente, pero decenas de personas resultaron heridas en choques en la norteña ciudad de Alejandría entre detractores y seguidores de Mursi.Los dos bandos se enfrentaron con piedras cerca de una mezquita y que un grupo de opositores prendió fuego a la sede del Partido Libertad y Justicia, la formación política del movimiento islamista Hermanos Musulmanes, por la cual Mursi se candidateó a presidente.Por medio de un decreto, Mursi se puso ayer por encima del Poder Judicial y decretó que ningún tribunal ni otra autoridad pueden disolver la Asamblea Constituyente que debe redactar la nueva Carta Magna del país para reemplazar el texto que rige provisoriamente desde la caída de su antecesor, Hosni Mubarak.Los miembros cristianos y progresistas de la Asamblea renunciaron al órgano días atrás denunciando un “secuestro” del panel por parte de los Hermanos Musulmanes y su intención de querer sacar adelante una Constitución que imponga estrictas prácticas islámicas y restrinja libertades individuales.El líder egipcio también decretó que todas las decisiones que haya tomado desde que asumió, en junio, hasta que se adopte la próxima Constitución y se elija un nuevo Parlamento -en el segundo trimestre del año próximo-, no estarán sujetas a ninguna apelación ante la Justicia o ante otra autoridad.Opositores acusaron al mandatario de haberse proclamado “faraón” y dijeron que sus decisiones lo igualan a Mubarak, cuya gestión autocrática desató una revuelta que lo derrocó. Los detractores de Mursi dijeron que está traicionando el espíritu de apertura democrática que infundió la revolución contra el antiguo régimen.La controvertida decisión provocó hoy también su primera víctima política, el asesor presidencial de Asuntos para el Cambio Democrático, el intelectual copto (cristiano) Samir Morqos.
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