POSADAS. Los policías que arribaron a la forestal del Instituto de Previsión Social (IPS) después de la balacera que acabó con la vida de Juan Pereyra Da Rosa, en un procedimiento realizado la noche del sábado 10 de marzo pasado, prestarán declaración el jueves o viernes en una causa que puede desatar un verdadero escándalo si se comprueba que el escenario del hecho fue alterado.La teoría tomó fuerza cuando la Policía informó a la Justicia que fue imposible secuestrar alguna vaina o casquillo en el predio donde se desencadenaron los hechos, pese a que se produjeron más de diez disparos de arma de fuego.La Justicia aguarda cerrar la ronda de testimonios de todos los uniformados que, de una u otra manera, intervinieron en el lamentable episodio.Posteriormente, ordenará la reconstrucción del mismo con el afán de establecer que sucedió aquella noche fatídica para la familia Pereyra Da Rosa.Los policías que deberán declarar el jueves o viernes son de la comisaría seccional Primera de San Vicente. Acudieron al establecimiento del IPS minutos después del tiroteo.Sus testimonios son de importancia también para la Justicia porque, más allá de que no intervinieron en la balacera, pueden aportar datos reveladores de las circunstancias complementarias del hecho investigado.El jueves declaró el médico que examinó el cuerpo de Pereyra Da Rosa. Afirmó que el proyectil que lo mató era de grueso calibre y le atravesó el corazón. Lo que se vieneFuentes vinculadas al rumbo de la investigación judicial indicaron que desde el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, a cargo del magistrado subrogante Antonio Cuenca, se solicitará el comparendo, en calidad de testigo, del jefe de la División Criminalística de la Unidad Regional VIII, licenciado Nelson Mega, para que explique las razones que impidieron “levantar” o incautar casquillos o vainas servidas de las pistolas reglamentarias de los policías que abrieron fuego aquella noche del sábado 10 de marzo.El dato no es menor. Sebastián De Sosa y el policía Peña, que testimonió en la causa, coincidieron en que se produjo más de una decena de balazos. Aún así no fue posible secuestrar ninguna vaina en el lugar. Circunstancia que llevó a la Justicia a no descartar la teoría de la posible alteración del escenario del hecho.En paralelo, la instrucción aguarda la pericia de la ropa de Juan Pereyra Da Rosa, que puede arrojar un manto de luz sobre el misterio del proyectil que acabó con su vida: la bala dejó un orificio en la camisa y, a partir de este, puede establecerse el calibre, por ejemplo.





Discussion about this post