SAN PEDRO. Para los investigadores se trató de una emboscada, un crimen planificado que tuvo a la venganza como motivación. Ricardo Yanusiewez fue asesinado el sábado pasado, a eso de las 9. El lugar elegido para interceptarlo fue un camino vecinal, distante a unos cuatro kilómetros de la ruta provincial 17, lejos del bullicio de la ciudad y de cualquier testigo indiscreto. Allí, a sesenta kilómetros del ejido urbano de San Pedro, en el paraje San Alberto, Yanusiewez fue acribillado a balazos y luego degollado, indefenso y quizás herido de muerte.La presencia de un orificio de bala en la región parietal derecha dejó deslizar la teoría de una posible ejecución. Es que el resto de los disparos ingresaron por la espalda.Los datos aportados por un testigo presencial fueron determinantes para la detención de seis sospechosos, la misma tarde-noche del sábado, unas diez horas después del violento episodio.Yanusiewez tenía un padrastro, llamado Antonio Pereira (padre de cuatro de los seis aprehendidos), quien fue salvajemente asesinado el 22 de abril en el paraje Puente Alto, cerca de la comuna de Pozo Azul.Al parecer, ambos habrían estado en un bar cuando se desató una feroz contienda.Los cuatro hijos biológicos de Pereira habrían responsabilizado a Yanusiewez por la muerte de su padre, porque este habría salido en su defensa, recibiendo quince puñaladas. Y por esta razón, juraron venganza.Además de los hijos de Pereira, también fueron apresados un tío (hermano de Antonio) y un amigo, dueño de la camioneta Chevrolet S-10 en la que escaparon, el mismo que les habría facilitado el revólver calibre 38 con que ultimaron al joven de 19 años.Todos se domiciliaban en distintos puntos de la provincia. Y hasta en el exterior. Uno en Mado, otro en Eldorado, también en Bernardo de Irigoyen y hasta en Barracão, Brasil.Sin embargo, todos convergieron en un mismo punto, Bernardo de Irigoyen, con un mismo objetivo: la muerte de Yanusiewez.Ese sábado aguardaron a este muchacho, escondidos a la vera del camino, como una pantera a punto de lanzarse sobre su presa, y concretaron el plan.Pero no contaron con la presencia de un testigo que, a unos 150 metros de distancia, observó todo lo sucedido.El testimonio de esta persona es de vital importancia para la Justicia. A partir de él se asentó, sobre pilares sólidos, hasta el posible móvil del crimen.Los investigadores no sólo establecieron la presunta mecánica del episodio criminal, sino algunos detalles relevantes para cerrar la investigación en torno a los sospechosos.Entre cosas, que los hermanos Pereira habrían robado una yunta de bueyes a la pareja y viuda de su padre para pagarle el arma de fuego que les cedió el propietario de la camioneta en la que huyeron de la escena del asesinato.Es decir, robaron los animales a la mujer cuyo hijo irían a matar.En el escenario del hecho los investigadores secuestraron cuatro vainas servidas calibre 38, pero no dieron con el arma.Además de la camioneta, también incautaron una motocicleta marca Honda Storm, de 125 cc., propiedad de uno de los arrestados.Los detectives también explicaron que, detrás de la muerte de Yanusiewez, también habría un trasfondo de intereses por la pertenencia y destino de las veinte hectáreas de chacra que, al parecer, Antonio Pereira tenía en el paraje Puente Alto, cerca de la localidad de Pozo Azul.De comprobarse esta teoría en el expediente que se tramita en el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, algunos de los acusados podrían ser condenados a prisión perpetua.En este sentido, la Justicia aguarda las pericias criminalísticas para establecer quién disparó el arma de fuego y quién atacó a puntazos a la víctima. Así podrá determinar qué rol le cupo a cada uno y que calificación penal deberán aguardar en debate oral y público, concluyó el detective. La situación procesalFuentes de la causa indicaron que la situación procesal de los seis detenidos por el homicidio de Ricardo Yanusiewez es más que comprometida.La Justicia cuenta con un testigo presencial fundamental para incriminarlos en el hecho.Además, secuestró la camioneta en la que habrían escapado, aunque no ocurrió lo mismo con el arma de fuego utilizado para la ocasión.Los investigadores insisten en que se trató de una muerte por venganza, premeditada y calificada por la cantidad de personas que intervinieron en el hecho.Además, perpetrada con ensañamiento, aunque esto se dilucidará con las pericias científicas. Al parecer, el muchacho de 19 años cayó al suelo alcanzado por varios impactos de bala. Y en esa posición, habría sido rematado de un balazo en la sien.De ahí que algunos orificios de bala estuvieran en la espalda y otro, en la región parietal.Como si fuera poco, uno de los asesinos lo degolló. La Justicia, a partir de las pericias, intentará determinar el grado de responsabilidad de cada uno, como ser el autor de los disparos y del degüello.





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