BUENOS AIRES (Medios Digitales). La hija de 22 años de un gendarme murió tras ser baleada el miércoles a la noche, cuando delincuentes intentaron robarle el arma reglamentaria a su padre cuando salían en auto de su casa de la localidad bonaerense de Llavallol.El hecho tuvo lugar en el cruce de las calles Tupac Amarú y Cuyo de esa localidad del partido de Lomas de Zamora, cuando el gendarme Luis Aguilar (45), que está separado de su mujer, llevaba a sus hijos a la casa de su mamá.Además de Anabela Soledad Aguilar, de 22 años, quien recibió un balazo en el abdomen que le provocó la muerte unas horas después del hecho; al momento del ataque en el auto también estaban un hermano de la víctima, de 11 años, y otra hermana, de 18, quienes resultaron ilesos; en tanto que su padre recibió un roce de bala en el hombro del lado izquierdo, aunque se encuentra fuera de peligro.Según la Policía todo comenzó cerca de las 23 del miércoles, cuando el gendarme Aguilar, vestido con ropa de civil, se retiraba junto a sus tres hijos a bordo de su camioneta Volskwagen Suran gris de la casa ubicada en la calle Tupac Amarú 794, a metros del cruce con Luján, en Llavallol, partido de Lomas de Zamora. El gendarme, quien presta servicios en el Escuadrón Seguridad Vial Sur de esa fuerza federal, está separado de la madre de sus hijos y anoche había estado cenando con ellos. Según relataron los vecinos, el hombre había estado con sus hijos en un supermercado de la zona, había regresado a su casa a dejar algunas bolsas y, pasadas las 23, salía para llevarlos nuevamente a la casa de su madre. Aguilar alcanzó a hacer unos metros con el auto, pero antes de llegar al cruce de Tupac Amarú con Luján se les cruzó por delante un Volskwagen Fox ocupado por cuatro hombres, tres de los cuales se bajaron y lo amenazaron con armas. Las fuentes policiales mencionaron que los delincuentes exigieron a Aguilar su arma reglamentaria, pero el hombre se negó a entregarla y aceleró su auto con intenciones de escapar. “El gendarme contó que le gritaban y le exigían que les entregara su arma reglamentaria, pero que en ningún momento le pidieron su auto”. Los malvivientes lograron escapar y eran intensamente buscados.
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