POSADAS. La consultora Muñoz & Asociados, en su Índice de Actividad por Provincias señala como un punto de interés el “magro desempeño económico relativo de largo plazo” que tuvieron en los últimos años las provincias “grandes”. En efecto, en el ranking de crecimiento desde 1997, cinco (Capital Federal, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) de los seis distritos más poblados del país aparecen a la cola. La misma performance se produce acotando el período de análisis desde 2001 a 2011.Los economistas advierten que, aunque no es sencillo racionalizar este comportamiento desigual, el rol del sector público es un factor explicativo de peso. Más específicamente, entienden que la muy fuerte expansión del gasto público en la última década (a 2010, más 12 puntos del PBI respecto al promedio de los ´90), tuvo un impacto disímil según el tamaño de las economías.La hipótesis básica es que esta fuerte expansión del gasto público tuvo un impacto mayor en aquellos distritos en los que el Estado tiene más peso. Y no es ningún misterio que la importancia del Estado en las provincias chicas es significativamente mayor que en los distritos más grandes. Prueba de ello es que la participación de la Administración Pública en el mercado laboral formal supera el 30% en los distritos chicos, y promedia el 13% en las cinco provincias más pobladas.El otro factor explicativo es que el peor desempeño relativo de las provincias grandes también está asociada al plano fiscal: concretamente, el impacto del reparto inequitativo de los fondos federales a través de la coparticipación. “Si nos atenemos a un criterio estrictamente retributivo -dicen-, hay sólo cinco provincias que reciben menos fondos por coparticipación que los que les corresponderían en función de su aporte al ingreso nacional (medido en términos de PBG de 1997): las cuatro más grandes (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) y Neuquén (cuya situación se ve reparada al recibir regalías petroleras)”.Es decir, hay provincias que reciben del fisco bastante menos que lo que aportan (especialmente, Buenos Aires), lo que naturalmente conspira contra sus chances de crecimiento. En ese marco, los autores del trabajo indican que es probable que las razones del menor dinamismo relativo de las provincias grandes no se agoten en las hipótesis presentadas, pero destacan que “tienen peso suficiente como para explicar una parte sustancial de esos resultados”.
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