Soñar un mundo distinto! Fue la invitación del papa Francisco a los jóvenes cubanos que viven tantas situaciones de marginación y desaliento. Al finalizar este mes, en el que hemos tenido tantos eventos estudiantiles, es oportuno reflexionar sobre esta invitación de nuestro Santo Padre. La juventud es signo de esperanza al tener la misión de apostar al futuro y transformar el destino de nuestra sociedad. Hoy más que nunca necesitamos de una juventud capaz de soñar más allá de lo que será la salida del fin de semana y el cierre del año lectivo, con algunos temas importantes del momento como es de los jóvenes estudiantes de nuestra ciudad: la Estudiantina, la fiesta de fin de curso, el viaje a Bariloche los que finalizan, etc.Así como el Papa insta a los jóvenes a ser agentes transformadores para ello es necesario que haya una juventud con grandes sueños, ideales altos y horizontes bien amplios.Soñar más allá de mi comodidad y bienestar del momento hace posible que haya un mundo distinto. No todos los sueños son realizables y unas cuantas veces son causas de frustraciones. Sin embargo, más que cumplir los sueños, lo valioso es haber caminado hacia esos sueños con fe y convicción. Otros completarán los caminos que lo harán realidad. Trabajar en pos de los grandes sueños implica también aceptar las diferencias, porque ellas nos enriquecen. Que nuestros ideales no sean motivos de división, sino de colaboración y favorecimiento mutuo. El verdadero crecimiento es posible cuando superamos el individualismo, que nos va encerrando en nuestro mundo.En todos los ámbitos y actividades hay un movimiento juvenil que nos hace pensar en la importancia de esta etapa de la vida. Así como existen tantas oportunidades para ser protagonistas de la vida de la sociedad, también es una etapa que ha de ser cuidadosamente construida. Para que se logre la solidez de esta construcción necesitamos de una juventud con corazón y mentes abiertas. Los jóvenes son la esperanza de un pueblo. La verdadera esperanza es mucho más que el optimismo, que un estado de ánimo. La esperanza transciende. Sabe sufrir para llevar adelante un proyecto, apuesta por el sacrificio. Necesitamos de una juventud capaz de sacrificarse por un futuro mejor, sin acomodarse a las circunstancias y chatura del presente. La esperanza es fecunda y capaz de dar vida, dejando atrás las diferencias para construir una nueva sociedad desde la comunión. La verdadera construcción de una sociedad se genera cuando se apuesta por la comunión, dejando de lado las diferencias que nos separan y alejan unos de los otros. Tenemos que animarnos a hablar de lo que tenemos en común. Trabajemos por el bien común, logrando una amistad social que nos ayude a transcender las diferencias. Seamos capaces de crear la amistad social, porque la enemistad social destruye, tanto a familias como naciones.La verdadera esperanza nos mueve a vencer “la cultura del descarte”, que dejan al margen a centenares de jóvenes que no caben en el sistema social y económico por la falta de un trabajo digno, por las adicciones, por la falta de perspectiva de futuro… Creo que la invitación de “soñar” del papa Francisco es un llamado a toda la sociedad para que soñemos y apostemos por un mundo más humano, más solidario. Un mundo donde todos tengan un lugar, un lugar para seguir soñando y alcanzando los sueños, una patria que anime y permita crecer a nuestros jóvenes.
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