Desde hace años, se viene hablando de los millones y millones que costó la Cruz de Santa Ana, cuando la localidad carecía de hospital y ambulancias para emergencias.A lo que se deben sumar los emprendimientos que cajas del Gobierno como el Iplyc realizan sin un estudio previo de mercado y que nos están costando millones y millones cada año.Ayer, se conoció de boca del propio presidente del Instituto Eduardo “Balero” Torres que administrar La Cruz santanera, otros parques provinciales como el Moconá y hoteles como el Maitei siguen llevando un resultado negativo en los balances de cada año.Caprichos resistidos por la mayoría de los misioneros, negocios resueltos en una mesa de amigos que, lo que menos generaron en las comunidades, fue desarrollo. Y menos aun las ganancias necesarias para autofinanciarse sin que la Provincia deba salir a su auxilio para garantizarle la subsistencia.En números concretos, basta con recordar que entre los tres parques provinciales generan una utilidad de 400 mil pesos mensuales pero solo en sueldos para los empleados se gasta 1,8 millones de pesos.El parque que más genera ingresos es el de Santa Ana, con unos 400 mil pesos por mes, pero sólo la obra costó 80 millones de pesos hace varios años, lo cual indica que las ganancias no representan ni el 3% de lo que se invirtió, una clara representación de un mal negocio o una “apuesta perdida”.Lo peor es que el Iplyc se pone a competir con los privados en rubros donde sigue “haciendo agua”, a pesar de las condiciones distintas entre unos y otros, especialmente en materia financiera.
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