Señora Directora: Desde todos los ángulos de la política y los ciudadanos se está hablando de la necesidad de cambiar el sistema electoral obsoleto que tiene la Argentina por otro más moderno y ágil. Incluso hay quienes de manera oportunista están forzando la situación para que esa reforma se aplique en las elecciones del 25 de octubre próximo, incluso a sabiendas de que ello es imposible por lo avanzado que está el proceso electoral. Esa modificación en la manera de consultar la voluntad de la ciudadanía y definir a quiénes quiere como sus gobernantes es también urgente en Misiones, donde para el ámbito municipal todavía rige el sistema de lemas y sublemas, un verdadero galimatías del que hasta muchos de sus propios impulsores se espantan. Pero como les da ventaja siguen sosteniéndolo y haciendo oídos sordos a las críticas y los reclamos para que se lo derogue definitivamente, que ya llevan más de una década.Tan complejo y confuso que ya debió eliminarse en la elección provincial, volviendo al viejo régimen de la lista sábana única para cada categoría (aunque es la que ahora quiere eliminarse) o la innovación que se adopte en el futuro inmediato. Creo que hasta ahora no se hizo porque los responsables del “dedo” perderían el control de quienes serían nombres puestos. Es algo que el régimen de lemas no puede definir aunque les aporte una infinidad de votos que de otra manera no lograrían. Alguna vez puede aparecer un “tapado” que frustra toda la alquimia electoral y haga estallar la pretensión de la élite y que en el ámbito comunal es posible neutralizar.El sistema de la ley de lemas es nefasto y engañoso porque desvirtúa la voluntad popular al volcar el voto en una colectora superior que le otorga la elección a quien uno nunca quiso y que precisamente fue motivo la orientación diferente del sufragio. Además el ganador si logró un pobre apoyo llega siempre debilitado -otra ventaja para la dedocracia-, aunque el lema haya superado claramente a su oponente. Pero también consagra a quienes, en buena ley, jamás hubiesen podido conseguir imponerse.Creo que para 2017, así como la Nación parece comprometida a debatir un nuevo sistema de votación y adoptarlo, también en Misiones hay que pensar, al menos, en eliminar este sistema que es mucho peor que el de las listas sábanas o del voto papel que algún gobernante provincial hoy denuesta sin ver la propia viga.
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