En contraposición con la opinión de su colega, el médico psiquiatra y psicólogo Raúl Quisamás cree que el acusado del crimen de Horacelia “no encaja en la descripción de un psicópata”.Para que tenga ese cuadro de personalidad, según la opinión del profesional, “debería ser más inteligente, por eso creo que es un psicótico, que es algo distinto. Es una mezcla de pensamiento mágico asociado al primitivismo y una fuerte patología de la impulsividad. Es un impulsivo, una persona que pasa al acto sin filtro, que no tiene los diques de contención. Es decir, aquella instancia en la que toda persona aprende lo bueno y lo malo y donde no debe actuar. Una persona que quiere matar no lo hace, por ejemplo, pero aquí pasó al acto. También se debe tener en cuenta una cuestión importante, que es lo cultural, el contexto familiar. Es algo que se aleja de la especie humana, por la forma en que lo hizo. El odio que seguramente fue un lazo importante, lo impulsó al acto, un odio más psicótico que psicópata. No tuvo esos límites que se aprenden, los límites que aprendemos de parte de quienes nos cuidaron. Lo que es bueno, lo que es malo, aprendemos a empatizar, a tener compasión, a cuidar, esos son los límites”, expresó Quisamás. “Los componentes psicóticos no se ven, están solapados, hay que ver qué hizo, que lo exprese, qué lo desencadenó. Tal vez una infidelidad lo disparó”, explicó el profesional en tono hipotético. “En este caso hubo mucha cuota de perversión. Hubo elementos psicóticos muy importantes, una mezcla de cosas que hizo que el autor vaya del pasaje al acto. Junto a esto, una cultura donde las palabras no tienen peso, donde la acción es la que comanda. No hay un preconsciente que es la instancia psíquica donde están los diques de contención”. Con respecto a la integridad física del bebé, Quisamás manifestó que “dentro del delirio persecutorio estaba la mujer, la chica, no el bebé”. Un homicida que se encamina a perpetuaCatorce centímetros. Esa fue la profundidad de la puñalada que atravesó el corazón y rozó la médula de Horacelia Génesis Marasca, la adolescente de 16 años asesinada y descuartizada presumiblemente el 16 de agosto pasado, en un departamento de la chacra 150, en la Zona Oeste de la capital provincial.Martín Monzón, de 34 años, confesó haber matado a la madre de su hijo, un bebé de siete meses, cuyos restos diseminó por la costa oeste de Posadas. Tras su confesión, el juez Ricardo Walter Balor dispuso la búsqueda de los fragmentos seccionados y los investigadores encontraron cuatro bolsas plásticas. Una quinta, que se sospecha arrojó en un contenedor de basura, jamás fue habida. La autopsia determinó que la joven sufrió tres puntazos, todos en la zona pectoral.Lo que vino fue aún más bestial. El asesino desfiguró a la víctima y la descuartizó.Hay una arista de la que el descuartizador no habló en ningún segmento de su alocución. Es la referida a la forma en que cortó las partes y se deshizo de ellas. En este punto se habría detenido únicamente para contar que utilizó un cuchillo tipo carnicero, de mango blanco, para despedazar el cuerpo.En no pocos segmentos de su alocución se quebró y los instructores debieron esperar a que se recuperara para seguir con el interrogatorio. Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que el auto de prisión preventiva contra el imputado es una cuestión formal, porque no hay dudas de que terminará en prisión. En este sentido, todo parece indicar que la semana entrante podrían haber novedades respecto de la situación procesal del único detenido.María Laura Álvarez es la fiscal subrogante del Juzgado de Instrucción 6. Ella tendrá la responsabilidad de efectuar, en el momento oportuno, el requerimiento de elevación de la causa a la instancia de juicio oral y público. El andamiaje probatorio conduce la investigación a una acusación por homicidio agravado (femicidio) y homicidio criminis causa. No obstante, habrá que esperar para saber cuál será la calificación definitiva.Las actuaciones se labran con intervención del juez de Instrucción Ricardo Walter Balor. Aunque con mucho hermetismo, puede decirse que el magistrado actuó con buen tino prácticamente desde el inicio de la investigación; cuando la noche del 16 de agosto dispuso la demora preventiva de Martín Monzón, ante la sospecha de que algo malo había ocurrido respecto de la desaparición de Horacelia Génesis Marasca.La muerte de esta adolescente estuvo precedida por un historial de agresiones en el contexto de una relación tormentosa. Es más, el homicida confeso habría contado, en estrados judiciales, que la noche del horror comenzó a discutir con Horacelia porque ella quería salir y él se oponía.La reconstrucción provisoria indicó que el hombre asestó tres puntazos a la chica; uno con tanta saña y alevosía que rozó una vértebra, lesionándose la mano por la violencia y furia de la estocada.
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