Señora Directora: A pesar de que a muchos políticos, por no decir a casi todos, no les interesa la educación, yo personalmente tengo mucho que agradecer a todos los docentes. Ellos me enseñaron a leer, escribir, contar y las cuatro operaciones fundamentales de matemáticas. Además me enseñaron ciertas normas de conducta y, por sobre todo, a ser un hombre de bien.Pero hay un maestro que me enseñó mucho más. Ese es el Gran Maestro de Palestina, el Redentor de la humanidad, Él me enseñó principios morales, que a muchos funcionarios les faltan y no quieren reconocer. Él me adoctrinó a no robar, a no estafar, no coimear y no levantar falso testimonio, ni mentir y, principalmente, que enseñó a “tener hambre y sed de justicia”.Todos estos valores éticos están ensamblados en el libro de los libros, la Biblia, donde el 90% de los funcionarios jerárquicos que asumen posan sus manos, pensando, tal vez, que adentro de ella hay una historia del tío Rico o de Isidoro Cañones. Pero, por favor, dejen a un lado las hipocresías y dejen de embrollar a los trabajadores.A mí me da asco el funcionario que se hace rico con el esfuerzo de quienes con sacrificio se levantan muy temprano para traer el pan para su familia, con el sudor de su frente. Los gobernantes se acuerdan de ellos cuando hay elecciones, comprando la consciencia y la voluntad de los pobres con dádivas, dinero, bicicletas…Conozco a muchos pordioseros, lavacopas, sirvientes y profesionales fracasados que se han enriquecido en la función pública. Al Gobierno no le interesa la educación, a un pueblo instruido no lo pueden manosear, pero a un pueblo de gente ignorante, sí.A los maestros les dicen que no hay disponibilidad para el incremento que reclaman. Me gustaría saber de dónde sacan los fondos para pagar gigantografías luminosas esparcidas por toda la provincia; los afiches, pasacalles, pancartas, pago de alquileres de numerosos locales partidarios y la plata para comprar votos, pagar combustibles para la movilización. Estoy seguro que de sus bolsillos, no.Discépolo en su obra cumbre, Cambalache, dijo “el que no llora no mama y el que no afana es un gil”, por eso en este país nadie quiere ser gil.Tiemblan los gorilas, Tarzán es docente.
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